El estudio de la letra se llama grafología. Si conociéramos a algún experto en esa ciencia, podríamos acercarnos a Tom Ridgewick, que a falta de media hora para las nueve está sentado en la sala de control, dentro de la garita del guardia, con una libreta delante y un bolígrafo en la mano derecha, y nos hablaría sobre la personalidad del administrador de San Mateo basándose tan sólo en su escritura.
Nos diría, por ejemplo, que la tensión de su escritura equivale a una persona de carácter, tanto en opiniones como en deseos. Nos diría, mirando las letras «T», que la barra muy alta equivale a personas autoritarias y con gusto por el mando, y que al ser la barra muy larga, indica también audacia, impaciencia y rapidez de acción. Nos diría, también, que el pequeño ángulo en la parte baja de las aes suele significar resentimiento y testarudez. Mirando las letras «G» nos diría que las personas que dibujan el bucle con forma de ocho, como Tom, suelen tener deseos insatisfechos y ser personas retraídas sexualmente.
Habría hecho un pleno absoluto.
Miremos la libreta. Tom está escribiendo una lista. Con el número 1, Tom Ridgewick. El 2 y el 3 son para Sandra Ridgewick y Neil Ridgewick.
Los tres siguientes son la familia Walters. Rodger, Emma y Shane.
7 y 8, Albert y Abigail Finney.
9 y 10, Rachel y Axel Morris.
Eso es lo que tiene escrito de momento. Y está pensando que es una pena, porque Bruce Morris le cae bien. Anota mentalmente que debe recordar preguntarle a Rachel si sabe algo más de su marido. Y si observas esa sonrisa que asoma a la comisura de los labios de Tom Ridgewick, seguramente te preguntes a qué viene. Se está preguntando si será capaz de hablar con Rachel Morris sin mirarle a las tetas. Por lo general nunca lo consigue.
Escribe el número 11 y escribe detrás Marsha Collins. En el 12 y 13 van los hijos: Cameron y Junior Collins.
14, Ace Hall.
Ni siquiera se da cuenta de que su expresión se transforma al escribir ese nombre, dejando claro su desprecio por ese hombre. Le hierve la sangre al recordar la forma en la que apareció la noche pasada, ofreciendo su casa a los recién llegados.
15, Tyrone. Por un momento mantiene la punta del bolígrafo apoyada en la libreta, pero termina por separarla. No está seguro del apellido de Tyrone.
16, Pablo Collantes. El jardinero.
17 y 18, los dos amigos de Neil, Peter y Rick.
Satisfecho, mira la lista y después el reloj. Se guarda la libreta en el bolsillo del pantalón y abandona la garita en dirección a su propia casa. En su rostro se dibuja una enorme sonrisa, similar a la del gato de Alicia en el país de las maravillas. Media luna de pura satisfacción.