12

Sandra Ridgewick está sentada en el salón a oscuras, con un vaso de whisky en la mano. Al oír voces en el jardín delantero da un trago y deja el vaso en la mesa. Después se coloca bien la bata que lleva puesta. No importa demasiado lo que haga, porque Neil no le dirige más que una mirada despectiva cuando entra en casa seguido de dos de sus desagradables amigos. Uno de ellos, el que siempre lleva capucha y gorra, Peter, se pasa la lengua por los labios mientras la desnuda con mirada lasciva. Los tres desaparecen escaleras arriba sin decir nada.

Sandra cierra los ojos, triste y con ganas de llorar. Lleva tanto tiempo buscando la aprobación de su hijo que ya no se da cuenta de que nunca llegará. Les oye hablar y reírse en el piso de arriba. Estira el brazo, coge el vaso y lo inclina hasta terminarse el whisky.