¿Recuerdas a JT Conway? El padre de Mary Ann, la niña violada y salvajemente asesinada en Novato. Normalmente tiene una buena presencia. Es alto, más o menos guapo de cara, sonriente y viste de forma elegante. Hoy, al verle entrar en la comisaría, a Arthur le cuesta reconocerle. JT tiene aspecto de vagabundo, con esos vaqueros sucios de tierra en las rodillas, el pelo despeinado y ojeras de agotamiento. La tragedia se ha cebado en él y su cara parece la de un anciano que no tiene nada que ver con el antiguo JT.
A Arthur le parece que es otra persona diferente.
—JT, ¿qué haces aquí? —le pregunta, saliendo al paso.
JT tiene la mirada perdida, en algún punto invisible detrás de Arthur.
Meredith les observa desde detrás del mostrador, con curiosidad, pero también con lástima.
—He estado en el jardín.
JT habla en voz tan baja que Arthur prácticamente no le escucha. Con suavidad, le pone la mano en el brazo. El contacto hace que JT centre la mirada y gire la cabeza hacia él.
—A Mary Ann le gustaba el jardín. A veces me ayudaba a cuidar las flores.
—JT, deberías sentarte. Si quieres, le puedo decir a Meredith que te traiga algo.
—No me quiero sentar.
Arthur asiente comprensivo. Espera durante un momento, pero JT no dice nada más, así que el policía vuelve a hablar, intentando que su tono de voz transmita buenas vibraciones.
—JT, deberías regresar a casa y dormir un…
—Quiero verle.
—¿Qué?
—Verle. Quiero verle la cara al hombre que hizo… —JT se traba a media frase y traga saliva, a punto de llorar—. Que le hizo eso a Mary Ann.
—JT, no creo que debas…
—Arthur —la voz de JT es de repente más firme que hasta ahora, y clava sus ojos en los de Arthur—, quiero hacerlo. Necesito hacerlo. No consigo dormir pensando en eso.
Arthur niega con la cabeza. Entonces, a su espalda, la puerta de la sala de interrogatorios se abre desde dentro. Jerry sale, empujando el brazo de Logan. Detrás de ellos se encuentran los dos agentes del FBI. Al ver al asesino de su hija, JT abre los ojos como platos. Arthur se da la vuelta, más por la inercia de seguir la mirada de JT que por otra cosa. Eso le impide darse cuenta de lo que ocurre a continuación hasta que es demasiado tarde. JT pasa junto a él al tiempo que saca un revólver y apunta a Logan con él.
—¡Arma! —grita Stahl.
Arthur ve a Stahl desenfundar, y a Jim Gordon imitándole apenas un segundo después. También ve que Jerry observa al padre de la niña con expresión de estúpida sorpresa. Pero sobre todo, ve que Logan ni siquiera se inmuta y mira hacia JT con total y absoluta parsimonia.
—¡No! —grita Arthur, alzando las manos— ¡JT suelta el arma!
—¡Suelta el arma! —grita Stahl, cerrando el ojo izquierdo para afinar la puntería.
JT apunta el revólver hacia Logan con manos temblorosas. Arthur intenta colocarse en la línea de tiro, aún con las manos alzadas para pedir calma, pero sobre todo para evitar que se derrame más sangre.
—JT, baja la pistola. No merece la pena que hagas esto. Te aseguro que se va a pudrir en la cárcel por lo que ha hecho…
Por las mejillas del hombre empiezan a caer lágrimas de impotencia. En sus manos, el revólver baila cada vez que JT se estremece. Arthur mira hacia los dos agentes del FBI y extiende una mano, con la palma abierta, hacia ellos.
—Bajad las armas. Vamos, solucionemos esto de una forma civilizada.
Stahl mira a Arthur y este asiente, suplicando con la mirada. Con gesto de no estar del todo convencido, el agente federal baja los brazos. Detrás, Jim le imita. Arthur se vuelve hacia JT.
—Vamos, JT. Ahora tú…
—Lo que ese monstruo le hizo a mi hija… —la voz de JT suena como el graznido de un cuervo. Ahora las lágrimas se han desbordado y llora de forma incontenida.
—Lo sé. Pero tienes que bajar el…
El disparo hace que todo el mundo se sobresalte. Tras el mostrador, Meredith chilla. Inmediatamente, Arthur se abalanza sobre JT y le arrebata el arma. Stahl salta por encima de una mesa para ayudarle, y apenas un par de segundos después, JT está inmovilizado en el suelo. Arthur se incorpora y busca el resultado del disparo.
Logan mantiene la sonrisa de superioridad, y está mirando a Jerry. El agente aún le agarra el brazo, y su piel se ha vuelto tan pálida, que por un momento Arthur cree que la bala le ha dado. Después, ve un agujero en la pared, un poco por encima de la cabeza de Logan Kane.
—Ocupaos de encerrar a los locos de este pueblo —dice irónico.
Aquello quiebra la paciencia de Arthur. Derriba una silla que se interpone en su camino y da varias zancadas en dirección al detenido, dispuesto a golpearle. Jim Gordon se interpone entre ambos justo antes del encontronazo. Niega con la cabeza.
Arthur se detiene, pero mira con desprecio a Logan Kane.
—Llévate a ese pedazo de mierda, Jerry.
Recobrando poco a poco el color, Jerry obedece. Arthur espera hasta que Jerry y Logan desaparecen por la puerta que lleva a las celdas antes de girarse hacia Jim Gordon.
—Gracias.
Jim hace un gesto con la cabeza, quitándole importancia al asunto. Stahl está ayudando a JT a levantarse. Arthur se acerca a ellos.
—No me gustaría tener que encerrarte, JT —dice—. Y menos ahí, con él —señala la puerta por la que se han ido Logan y Jerry—. Pero no me dejas muchas opciones después de abrir fuego en una comisaría.
JT mantiene la vista baja, y está llorando, en silencio, avergonzado.
—¿Qué coño va a decir Cynthia cuando la llame y le diga lo que has hecho?
Lo más probable es que Cynthia únicamente se lamentara de que su marido haya fallado el disparo, pero eso no lo sabe Arthur, y JT tampoco responde. Es el agente federal Paul Stahl el siguiente en hablar.
—Creo que el señor Conway se está tranquilizando y está arrepentido.
Aquello pilla por sorpresa a todo el mundo. Tal vez no demasiado a Jim Gordon, pero desde luego, sí a Arthur, Meredith y al propio JT. Los tres miran a Stahl extrañados.
—¿Ha apretado el gatillo de forma involuntaria, señor Conway?
JT mueve la cabeza tan lentamente que al principio ni siquiera parece que esté asintiendo.
—Jefe Newton —Stahl mira Arthur—, el señor Conway ha cometido un error…
—Debido a los nervios de la situación por la que está pasando —murmura Arthur, completando la frase.
—Por supuesto —asegura Paul—. Y podría haber tenido un desenlace trágico, pero por fortuna, no ha sido así. No veo necesidad de retenerle por esto.
—No se volverá a repetir, ¿verdad, JT? —Es más una sugerencia que una pregunta, en realidad.
El hombre, desconsolado y aturdido, sacude la cabeza.
—Nos quedaremos con esto, de todas maneras —añade Arthur, recogiendo el revólver del suelo—. Espero que lo tuvieras en regla.
JT asiente.
—Lo siento. Lo siento muchísimo. Estoy desesperado. Ese hombre me ha quitado toda mi vida y yo…
No es capaz de seguir hablando. Rompe a llorar, y Meredith les salva a todos de una situación incómoda al llevárselo aparte. Arthur mira a Stahl y le agradece con la mirada. El agente del FBI se encoge de hombros.
—A mí también me apetece pegarle un tiro a ese cabrón. Imagino cómo debe sentirse él.
Dicho eso, los dos agentes federales se dirigen a la sala de interrogatorios, donde aún continúa todo su material sobre el caso. Arthur les sigue con la mirada, y después se fija en el agujero que la bala ha hecho en la pared. No es realmente un agujero, sino más bien una hendidura, un inconfundible hoyo redondo con los bordes desconchados. En ese momento están entrando en la comisaría dos agentes. Uno de ellos es Jeremy, supongo que le recordarás porque fue quien acompañó a Arthur en la persecución, primero al novio de Mary Ann, Puck Wellington, y al propio Logan Kane después. Su cojera ha mejorado, y al ver a Arthur hace un gesto con la cabeza a modo de saludo, y después mira alrededor, extrañado. Hacia la silla volcada, los papeles que han caído al suelo con el revuelo, y finalmente, al revólver que Arthur aún tiene en la mano.
—Ni preguntes —le dice.