El recepcionista del Radisson Hotel se llama Albert, igual que el soldado que monta guardia en la recepción, mirando con anhelo la puerta cerrada del restaurante, tras la que se escuchan las risas y voces del grupo que ha decidido quedarse bebiendo. El recepcionista tiene una pequeña pantalla de televisión bajo el mostrador y está viendo una película de acción protagonizada por Denzel Washington. Ninguno de los dos Albert presta atención al sonido de pasos que bajan por las escaleras. El Albert militar ni siquiera está mirando hacia allí, y cuando gira la cabeza, la imagen que ve es la de un adolescente con el pelo largo y desordenado corriendo en calzoncillos y cubierto de sangre. Se sobresalta y se lleva la mano a la funda del arma, pero la cosa que antes fuera Jason Fletcher le derriba. Con sólo la primera dentellada se traga parte del labio superior y la mejilla del soldado.
El otro Albert, el recepcionista, abre los ojos como platos, preguntándose si realmente acaba de ver cómo un loco con melena atacaba al soldado que estaba junto al mostrador, y si los gruñidos que oye pueden provenir realmente de un ser humano. Y, en el nombre de Dios Santísimo, si eso que escucha puede ser de verdad el sonido de alguien al masticar.
Así que Albert, de forma poco prudente, coloca las manos sobre el mostrador y se levanta, para mirar por encima hacia el suelo. La boca se le abre por el asombro al ver al soldado en el suelo, rodeado de un charco creciente de sangre y con la mitad de la cara convertida en una máscara de sangre y músculos al aire, mientras el loco de la melena, a horcajadas sobre él, mastica trozos de su carne como si fuera un pollo en una barbacoa.
Albert, el recepcionista, abre la boca para gritar. Gary Stanton le muerde en la nuca y le agarra la cabeza para atraerle hacia él. Albert intenta soltarse y patalear, pero lo único que consigue es derribar la pequeña pantalla de televisión. No puede hacer nada contra la fuerza de una mole como Gary Stanton cuando este tira de él, arrancándole parte del cuello de un mordisco y sacándole por encima del mostrador. El cuerpo de Albert cae desmadejado en el centro del vestíbulo, salpicando sangre por toda la alfombra.