A las doce y cinco minutos, Jeremy detiene el coche patrulla en el cruce entre la avenida Wilson y Sierra Vista, a medio camino entre Miss Sandie y el centro comercial The Square. Ambos agentes descienden del coche y observan la avenida, hacia un lado y hacia el otro.
—Jefe.
Arthur mira a Jeremy. Está señalando hacia arriba. Arthur mira en la dirección que le indica. Sobre el semáforo que regula el tráfico en el lugar donde se encuentran hay una pequeña bola blanca. La avenida Wilson se estrecha en esa zona y la gente no solía obedecer las normas de velocidad, lo que había llevado a levantar un badén que obligara a frenar a los vehículos, a poner un semáforo que regulara el paso y, como broche de oro, una cámara que grabara las posibles infracciones de tráfico. Solo que el ayuntamiento no había colocado una cámara cualquiera, sino una de nueva generación, que en realidad se encontraba en pruebas. Eso era la bola blanca y, a menos que supieras lo que era, nadie diría que se trataba de una cámara.
Arthur siente la descarga de adrenalina al instante. Toda la frustración y la desidia que le había invadido al saber que Puck era completamente inocente se convierte en esperanza en ese momento. Sabe que es muy posible que no encuentren nada, o que la cámara ni siquiera esté activa aún, pero también es posible que sí lo esté.
—Averigua si esta cámara está en activo —ordena—. Ya.
Jeremy se lanza de cabeza al interior del coche, hacia la radio. Arthur le oye contactar con Meredith. Observa la pequeña bola blanca y se descubre a sí mismo rezando en silencio, pidiéndole a la bola blanca que esté activada y haya captado lo que fuera que le ocurriera a Mary Ann Conway.
Gira la cabeza para observar la avenida Wilson mientras espera. No hay demasiado tráfico.