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Son las nueve y cincuenta y tres minutos cuando Arthur y Jeremy atraviesan el patio de la escuela Lu Sutton, en el 1870 de Center Road. En ese momento no hay niños jugando en el patio porque las clases ya han comenzado, pero desde la puerta que lleva al vestíbulo de la escuela les observa un hombre de pelo blanco, vestido con un traje marrón oscuro. No avanza hacia ellos. Les observa desde la puerta y les espera. Cuando se encuentran a un par de metros, extiende la mano derecha.

—Tom Hill —dice—. ¿En qué puedo ayudarles, agentes?

Arthur estrecha la mano del hombre.

—Arthur Newton. Este es mi compañero, Jeremy Geller. Querríamos hablar con el director.

—El director Greene está de viaje. Soy el subdirector.

—Supongo que tendrá que bastar. ¿Hay algún sitio en el que podamos hablar?

Tom Hill se encoge de hombros y hace un gesto, invitándoles a pasar. Arthur sonríe, divertido por los educados modales del señor Hill. Por su acento, Arthur deduce que el hombre es inglés. Los dos agentes le siguen por un pasillo de la escuela hasta su despacho. Los tres hombres toman asiento. Arthur deja que su mirada pasee por la estancia, deteniéndose en un par de diplomas.

—¿Y bien? —Tom Hill cruza las manos con gesto estudiado.

—Señor Hill, anoche se denunció la desaparición de una alumna de su col…

—Mary Ann Conway.

Arthur asiente. Tom Hill suspira y se inclina hacia delante, apoyando los codos en la mesa.

—Sus padres llamaron al colegio preguntando por ella. No pude darles ninguna información, porque no me consta que Mary Ann se quedara después de las clases en el colegio. Espero que esté bien. Es una cría estupenda.

—Ha sido asesinada, señor Hill.

La mandíbula de Tom Hill se separa por el asombro. Cambia la mirada entre Arthur y Jeremy, como si esperara que el segundo agente sonriera y le explicara que se trataba de una broma. Después, se pasa una mano por la frente y se deja caer sobre el respaldo de su silla, suspirando.

—Dios santo… ¿Cómo ha ocurrido?

—De momento esa información es confidencial, señor Hill. Nos gustaría hacerle unas preguntas, si está usted de acuerdo.

—Por supuesto.

—¿Cómo era Mary Ann? Normalmente, los padres suelen dar una descripción de sus hijos que resulta incompleta. A veces, la escuela o las amistades terminan de definir a los chicos de forma más clara.

—Sí… eh… —Tom Hill resopla, tratando de encontrar las palabras. Parece sinceramente afectado por la noticia—. Mary Ann es… era… una niña estupenda, una alumna modélica. Siempre saca buenas notas, le va mejor en matemáticas y ciencias que en lengua e historia, pero por lo general, siempre saca buenas notas.

—¿Alguna vez ha mostrado algún comportamiento extraño?

Tom Hill entrecierra los ojos, extrañado.

—¿A qué se refiere?

—Cualquier cosa que pueda usted haber visto, o que le hayan notificado los profesores de Mary Ann, algo que pudiera indicarnos que tenía problemas, por ejemplo.

Tom Hill parpadea varias veces. La idea le parece tan ajena que no parece entender muy bien lo que le están pidiendo.

—¿Se refiere a problemas en su casa? No creo que tuviera ninguno, la verdad. Los señores Conway son…

—Conozco a JT y Cynthia Conway, señor Hill. Y me refiero a cualquier tipo de problemas. Tal vez un novio demasiado pegadizo, problemas con drogas, cualquier cosa que pueda ayudarnos a empezar la investigación sería positiva.

Tom asiente, entendiendo ahora. Durante unos segundos, intenta recordar algo que poder decir y Arthur y Jeremy esperan con paciencia, sin despegar la mirada del subdirector.

—No se me ocurre nada, la verdad —murmura, finalmente—. Lo siento. Mary Ann siempre ha tenido una conducta ejemplar, y por lo general, los alumnos que empiezan a tener problemas fuera del centro experimentan un cambio en su rendimiento académico o en su conducta. No creo que ese haya sido el caso de Mary Ann, aunque puedo presentarles a su tutora. La señorita Jackson conoce mejor el día a día de la chica.

—Se lo agradeceríamos mucho, señor Hill.

Tom asiente y empieza a incorporarse cuando Jeremy habla por primera vez.

—¿Ha habido algún movimiento entre el profesorado últimamente?

Tom frunce el ceño y centra la mirada en Jeremy.

—¿A qué se refiere?

—Nuevas contrataciones, despidos, algún enfermo, profesores suplentes… ese tipo de cosas.

—Hace dos meses el profesor de gimnasia dejó el colegio porque se iba a mudar a San Francisco. Pero la verdad, dudo mucho que el señor Heart tenga algo que…

—Cuando acabemos de hablar con la tutora de Mary Ann, le agradeceríamos que nos diera los datos del señor Heart —le interrumpe Arthur.

Tom se encoge de hombros y sale del despacho. Arthur espera hasta que la puerta se cierra y escucha los pasos del subdirector alejándose por el pasillo antes de mirar a su compañero.

—¿Y esa pregunta?

Jeremy se encoge de hombros.

—El otro día, viendo Crímenes Imperfectos, contaron la historia de una adolescente asesinada por un profesor suplente que se encaprichó de ella al conocerla.

—Al menos abrimos una vía.

—Sí, pero recuerdo al señor Heart y, la verdad, dudo que tenga nada que ver.

Arthur se encoge de hombros.