El hombre es un animal sociable. Ha adoptado esta clase de vida más por necesidad que por conveniencia. Al no hallarse físicamente capacitado, su única defensa para la supervivencia de la especie, ha sido asociarse. Los hombres se agrupan para asegurarse el alimento adecuado, protegerse de los rigores del tiempo, de los animales rapaces y, por último, de otros grupos. La abrumadora mayoría de los seres humanos pasan toda su vida junto a miembros de su propia especie.
Pero no es éste el caso de todos los seres inteligentes. El hombre, no es por sí mismo el factor dominante de su medio ambiente; sólo en grupos puede vencer la naturaleza. Pero ¿qué sucedería si una criatura tiránica se hiciera dueña indiscutible de todo cuanto le rodea? Una raza de esos seres no se desarrollaría socialmente; de hacerlo, sería fatal.