a duda ortográfica entre hojear y ojear surge, principalmente, cuando en el contexto se mencionan libros, periódicos o papeles en general.
Para diferenciar estos dos verbos lo más sencillo es saber que ojear procede de ojo y hojear de hoja. Cuando pasamos las hojas de un libro —leyendo o no su contenido—, hojeamos; cuando echamos un vistazo superficial a un texto, ojeamos y, en este caso, no tiene por qué implicar un cambio o un pasar de página.
Sin embargo, como reconoce la RAE, ambas acciones (ojear y hojear) son perfectamente compatibles en el tiempo y en determinados contextos, pues mientras se hojea un libro, también es posible ojearlo. Ramón Ramírez trataba de ojear la portada de la revista que su compañera de asiento hojeaba.
El único caso en el que es incorrecto emplear hojear es cuando nos referimos a objetos que no tienen hojas. Para ojear bastan los ojos, pero nadie jamás podrá hojear una valla publicitaria o un sobre, por muchas hojas que contenga en su interior.