a expresión paraíso fiscal procede del término anglosajón tax haven, que significa ‘refugio fiscal’. Sin duda, se trata de una mala traducción, y no del inglés al español, ya que fue en Francia donde confundieron haven (‘refugio’) con heaven (‘paraíso’) y lo llamaron paradis fiscal. Un curioso gazapo galo que hemos heredado y que ha hecho fortuna en nuestra lengua.
Aunque tanto paraíso como refugio se refieren a lugares que tienen mejores condiciones tributarias que el país de origen, la idea de paraíso (exotismo, buen clima, libertad, abundancia…) se ajusta más a los países cuyas leyes crean un ambiente fiscal favorable para aquellos que buscan pagar menos impuestos.
Tal vez haya contribuido al éxito de la expresión el hecho de que muchos de estos estados, con regímenes tributarios excepcionales, son también un auténtico edén.