veces, el origen y evolución de las palabras es incierto, discutible o, simplemente, prosaico, pero, en ocasiones, tienen detrás historias verdaderamente apasionantes.
Piropos rojo pasión: pyrōpus es el color rojo brillante, una variedad del granate que se ha dado en llamar rojo pasión. Procede de pyro (‘fuego’) y fue la palabra elegida por los romanos para denominar a los rubíes por su color. Antiguamente, como símbolo del corazón, los galanes entregaban un rubí a la persona amada. Tan estimada piedra preciosa ha sido el origen de requiebros, lisonjas y otras zalamerías, aunque ahora los piropos ya no son tan valorados en joyería.
Salario a precio de oro: durante el imperio romano, la sal era un bien muy preciado y muy cotizado, por lo que a los soldados se los compensaba por su labor militar con saquitos de esta sustancia cristalina. Ahora, salario es nuestro ‘pan de cada día’.
Cuerpos despampanantes: los pampanitos verdes del famoso villancico son las hojas de la parra (pámpano), célebres por cubrir las partes íntimas de Adán y Eva. Des-pampanantes (sin-pampĭnus) significa ‘sin la hoja de parra’, es decir, se cae la hoja que cubre nuestro pudor para que aflore nuestro asombro.
Imaginar es gratis. Juguemos con la razón de ser de las palabras. Todas esconden una historia real o imaginaria.