econocemos que la gramática puede resultar materia crudelísima, pero es importantísimo recordar que no todos los superlativos se forman del mismo modo.
Para una buena escritura, hay que considerar muy como parte fundamental de la formación del grado superior de los adjetivos: Es muy fácil.
Si bien es certísimo que la terminación -ísimo es la forma más habitual para construir el superlativo, hay que tener en cuenta un conjunto de consideraciones e irregularidades: los adjetivos que terminan en vocal la pierden al formar el superlativo (aburrido/aburridísimo), pero si se trata de un hiato pierde solo la última vocal (amplio/amplísimo). Las excepciones pueden sonar, por ejemplo, cursilísimas.
Otros se forman a partir de sus raíces latinas, como nuestras debilidades superlativas: de pobre, paupérrimo; y de negro, nigérrimo.
Último apunte, no solo para sapientísimos: hay superlativos que, aun teniendo raíz latina, no comparten lexema con el grado positivo; así, pasamos de un texto bueno a uno óptimo, pero también de uno malo a uno pésimo; o de lo alto a lo supremo.
Sin embargo, y aunque nos parezca fortísimo, en el Diccionario panhispánico de dudas encontramos que igualmente válidas, y por lo general más coloquiales, son las formas que incorporan la raíz española del adjetivo, como ciertísimo, fuertísimo, nuevísimo o tiernísimo. ¡Adónde vamos a ir a parar!