mpezamos con las cosas del comer y del beber: no es lo mismo mama que mamá, ni cáscara que cascará, ni bebe que bebé, ni líquido que liquido o que liquidó, ni mate que maté.
Seguimos con las cosas del creer: no es lo mismo hábito que habito ni que habitó, o práctico que practico ni que practicó.
Y terminamos con las cosas del querer: no es lo mismo íntimo que intimo ni que intimó, ni la pérdida de mi mujer que la perdida de mi mujer.
Queridísimo y admiradísimo Gabriel García Márquez, ¿en qué pensaste cuando llegaste a abogar por la desaparición de las tildes, tú que tantos actos académicos has presidido? ¿Es lo mismo presidió que presidio?