Dormirse en los laureles

ara entender el origen de este curioso lecho, tenemos que remontarnos al imperio romano, al tiempo en el que emperadores, generales, atletas y poetas lucían coronas de laurel como reconocimiento de sus logros o como símbolo de victoria. Y hasta nuestros días ha llegado la palabra laureado para referirnos, precisamente, a una persona galardonada.

Algunos de ellos, una vez lograda la preciada corona, dejaban de esforzarse por conseguir nuevas metas, limitándose a vivir de triunfos pasados, y de ahí esta expresión como sinónimo de dejar de esforzarse, de relajarse… Es decir, lo que hacen algunos políticos después de ganar las elecciones.