l imperativo es una orden, aunque se pida por favor y en el más amable de los tonos.
Tal vez por desconocimiento, o por ese temor tan español a resultar pedante, es frecuente oír —más que leer— utilizar el infinitivo en lugar del imperativo a la hora de dar una orden o dirigir una solicitud taxativa: ¡Correr, que llegamos tarde! (corred); ¡Venir aquí ahora mismo! (venid); Poneros el pijama y a dormir (poneos).
Cuando se da una orden a una segunda persona (del singular o del plural), deben usarse las formas propias del imperativo, si la oración es afirmativa, o las formas correspondientes del subjuntivo, si la oración es negativa.
Solo es válido el empleo del infinitivo con valor de imperativo dirigido a una segunda persona del singular o del plural cuando aparece precedido de la preposición a, un uso muy coloquial: Niños, a dormir; ¡Tú, a callar!
No debemos confundir el empleo erróneo del infinitivo en lugar del imperativo con la aparición del infinitivo con valor exhortativo en indicaciones, advertencias, recomendaciones o avisos dirigidos a un colectivo indeterminado, normales en las instrucciones de uso de los aparatos, en las etiquetas de los productos o en los carteles que dan indicaciones: Consumir a temperatura ambiente; Depositar la basura en las papeleras; Lavar a mano.
Como curiosidad, digamos que, por un afán de ultracorrección, a veces se oye: Nuestra intención es poneos al día. Sin duda, detrás de este error se esconde el miedo a usar el infinitivo cuando, como en este caso, lo correcto sería hacerlo: Nuestra intención es poneros al día.