a influencia del inglés en nuestro idioma no es cosa de ayer. No somos conscientes de la cantidad de palabras que han ido enriqueciendo el español, y que hoy son términos que sentimos como nuestros: túnel, tranvía, entrenador, grumete, turista, pijama, babor, factoría, tanque… incluso el mismo bar, esa institución que creíamos tan española, proviene de la lengua de Shakespeare.
Sin embargo, la preponderancia de la cultura anglosajona y, sobre todo, el auge de la cultura digital, donde el inglés lleva la voz cantante, han poblado nuestras conversaciones de nuevos vocablos no siempre necesarios: e-mail, conference call, break, creando un verdadero cyberspanglish.
La recomendación de la RAE es aceptar los anglicismos solo en las palabras que no tienen equivalente en nuestro idioma; por ejemplo, jazz. Para las que lo tienen, usarlo: copia de seguridad en lugar de back up o enlazar mejor que linquear.
De todos modos, la temida invasión del inglés adquiere sus verdaderas proporciones si se tiene en cuenta que, según la RAE, solo 130 palabras en inglés son de uso corriente en nuestra lengua; una gota de agua en el océano de más de 90 000 vocablos del español.