Espúreo, un vulgarismo de prestigio

ecir espúreo por espurio es una incorrección antigua y prestigiosa, porque data del siglo XVII y sigue todavía muy vigente, a pesar de que la RAE siga clamando al cielo. La palabra castellana espurio, usada muy probablemente por primera vez por Alfonso X el Sabio en sus Partidas, proviene del latín spurĭus y significa ‘hijo ilegítimo, bastardo’ y su derivado ‘falso, falto de autenticidad’.

Esta incorrección, detectada por el etimólogo Joan Corominas en el año 1604, ha revoloteado en el aire de muchos auditorios después de salir de labios de grandes políticos e intelectuales y se ha posado para siempre en algunos diccionarios, así como en textos de autores como Lope de Vega, Bolívar, Umbral, etc. El propio Lázaro Carreter, en un acto de humildad, llegó a confesar haber cometido la falta en alguna ocasión. Fue precisamente él quien ofreció una explicación para este error, que surge por ultracorrección al intentar mejorar una terminación (-urio), tenida por vulgar, y restaurar el vocablo a una supuesta e irreal forma originaria a la que pertenecerían también formaciones como sulfúreo o purpúreo.

Es un consuelo saber que los muy leídos también se equivocan.