—Padre, yo me acuso…
—Pero eso no es pecado, hijo.
—Ya lo sé, pero me acuso.
—¿Y qué más?
—Me acuso de tener dos piernas.
—Eso tampoco es pecado, hijo.
—Ya sé, padre, que tener dos piernas no es pecado, pero es que tengo dos piernas más de las debidas. Tengo cuatro.
—Esto no entra en mi ministerio —repuso el padre Peneque—, esto más bien es cosa del padre veterinario. Acude a él y te dará sabio consejo.
Me eché a llorar. El padre Peneque no me comprendía.
—¿Por qué lloras? —dijo el padre Peneque—. ¿Por qué lloras? —volvió a decir el padre Peneque—. ¿Por qué lloras? —insistió por tercera vez el padre… el padre… el padre… Ya no me acuerdo cómo se llamaba el padre éste del que estaba hablando.
Bueno, pues el padre Peneque, que éste era su verdadero nombre, no se llamaba Peneque, se llamaba Gragaundilas de Alosfite y Chufillas de Moncorde, chantre catedralicio y canónigo de la Moncloa episcopal de Socuéllamos.
Y yo insistí, humilde:
—Padre, me acuso de no saber nada de nada.
—¿Eres ministro, por ventura?
—Eso no, padre —exclamé lleno de ira y lleno de moscas.
—La ira es un pecado, hijo…
—¿Y las moscas?
Y yo espetéle bien regocijado:
—¿No será usted por un casual pariente de Julianito Pajarilla?
El padre Peneque sonrió bondadoso, y cogiendo un hisopo aspersorio lo dejó caer sin maldad sobre mi cabeza corporal.
—Padre… Padre… —pude balbucir agónicamente, entre cantos gregorianos.
—¡Padre, padre Peneque! —repetí desesperadamente, retorciéndome los muslos—. Padre, me acuso de no haber votado a Felipe González…
La voz del padre se iba oyendo cada vez más lejanora. Pero aún podía oírle con las orejas.
—¿A qué Felipe González te refieres, malandrín?
—A Felipe González de la Fuencisla y Díaz de Corpiñana, maestresala de los Altos Hornos de Sagunto, Cádiz y Numancia.
—Eso ya es otra cosa, papillón. En ese caso, estás completamente «absolvido».
—¿Habéis dicho «absolvido», padre Peneque?
—No soy el padre Peneque, criatura. Soy el padre Múgica.
Una «múgica» celestial se apoderó del ambiente y un coro de ángeles adolescentes interpretó el himno de Riego.