El destino
¿Qué canción es esa que flota entre los árboles
para poner en pie a los hombres arrodillados,
para liberar los corazones de las penas que los atenazan,
para ofrecer promesas de futuro?
Escucha: ¿qué canción,
qué música dulce?
Susurros cálidos del alba.
Olor de sangre caliente invade el aire frío de la noche.
¿Qué avidez de tesoros, qué hambre de oro
ha sacado a la bestia horrible de la profundidad de las cavernas
para enfrentarla al Pájaro de la Noche, para conocer el sueño sin fin?
Vienen por codicia.
Vienen para desangrar.
A las amables manos de la raza de los elfos.
La espada resplandeciente, la carrera del caballo,
la ruina de todos y cada uno de los monstruos.
¡En medio de ellos, el Pájaro de la Noche, el guardabosque,
encendiendo la cólera de Tempestad, desdeñando el peligro,
cortando y acuchillando!
¡Desgarrando y rajando!
Ahuyentando las pesadillas.
Huid aprisa, trasgos: el guardabosque prepara su arco
para hacer correr vuestra sangre, para manchar la blanca nieve.
Flecha a flecha, el río rojo
se precipita hacia el Maligno, hacia el que ha caído muerto.
La furia de Ala de Halcón
entierra a los trasgos
en el frío dominio de los gusanos.
¡Dispersaos, trasgos, volad y desapareced!
No correréis más que Sinfonía.
Cascos de música hienden la oscuridad
llevando al Pájaro de la Noche: ¡vuestra hora ha llegado!
Cuando caiga Tempestad,
todos vosotros caeréis
en la negrura para siempre jamás.
Lejos flota la música, la dulzura de Sinfonía.
Lejos va el Pájaro de la Noche, para saludar al bosque
bajo el resplandor del sol de primavera, sin rastro del Maligno,
Por entre flores y amantes, oíd los pasos acompasados;
escuchad todos
la llamada del Pájaro de la Noche
y descansad, amantes, tranquilos y seguros.
La canción del Pájaro de la Noche