En el mismo momento en que Schofield cogió a Killian del cuello, Aloysius Knight había tomado la delantera a Delacroix.
Un rápido paso a la izquierda había hecho que Delacroix clavara uno de sus cuchillos en una de las paredes revestidas con paneles de madera del despacho, momento que Knight había aprovechado para sacar su soplete del chaleco, metérselo en la boca a Delacroix y encenderlo.
La llama azul penetró en la cabeza de Delacroix, perforándole el cráneo, salpicando de sesos achicharrados toda la habitación. El banquero suizo se desplomó al instante, muerto, con un agujero en la cabeza.
Knight se apartó de Delacroix en el mismo momento en que Shane Schofield se lanzaba por la ventana, llevándose a un histérico Killian con él.
Schofield cayó con Jonathan Killian a su lado.
Los montículos rocosos se sucedían a gran velocidad ante sus ojos mientras que, justo bajo ellos, Schofield vio las rocas golpeadas por las olas del Atlántico que acabarían con su vida.
Y, mientras caía, una extraña sensación de paz lo embargó. Era el fin y estaba preparado para ello.
Sin previo aviso, de la nada algo tiró de su espalda y sufrió una repentina sacudida…
… Y dejó de caer.
Jonathan Killian se alejó de él y siguió cayendo y cayendo, ocultándose en la lluvia antes de golpearse contra las rocas y combarse en un terrible ángulo para a continuación desaparecer en una hedionda explosión de su propia sangre. No dejó de gritar en toda la caída.
Y Schofield, sin embargo, no cayó.
Quedó colgando de la ventana panorámica por el extremo del cable de un Maghook, el Maghook que acababa de disparar Aloysius Knight, el Maghook que le había cogido a Madre instantes antes. Un disparo que había efectuado a la desesperada al asomarse por la ventana un segundo después de que Schofield hubiera saltado. La cabeza magnética se había adherido fuertemente a la placa de metal del interior de la parte trasera del chaleco que llevaba Schofield.
Schofield dejó que Knight lo subiera cual pez al ser recogido por una caña. Cuando llegó arriba, Knight lo ayudó a entrar en el despacho.
—Lo siento, compañero —trató de disculparse Knight—, pero no podía dejar que se marchara de esa manera.
Diez minutos después, cuando el sol apareció por el horizonte, un Aston Martin se alejó a gran velocidad de la fortaleza de Valois con Aloysius Knight al volante y Shane Schofield, Madre y Rufus en el interior.
El coche tomó una carretera lateral que daba a la pista de aterrizaje del castillo. En aquel lugar, tras una batalla unilateral, sus ocupantes robaron un helicóptero de la compañía Axon y se marcharon de allí.