6.4

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Canal de la Mancha. Norte de Cherburgo (Francia).

26 de octubre, 17:25 horas (hora local).

11:25 horas (Tiempo del Este, Nueva York, EE. UU).

El Cuervo Negro atravesó cual bólido el cielo encapotado con sus luces de búsqueda encendidas en dirección a una constelación de destellos provenientes de los superpetroleros situados en el canal de la Mancha.

Mientras Rufus, Madre y Knight inspeccionaban el mar en busca de su objetivo, Schofield estaba hablando por radio con Libro II.

—De acuerdo, se lo envío —dijo la voz de Libro.

La Palm Pilot de Schofield sonó: en esos momentos contenía los mapas y documentos de los barcos Kormoran que Libro le había enviado. Los ojos de Schofield se abrieron de par en par al ver los nombres de las ubicaciones: el mar Arábigo, el estrecho de Taiwán…

—Y Fairfax ha averiguado el sexto número primo de Mersenne —añadió Libro—. Es el 131071.

—El 131071… —Schofield se lo escribió en la mano—. Gracias, Libro. Dígale a David que en breve me pondré en contacto con él. Espantapájaros, corto.

Cambió de frecuencia y contactó con la embajada de Estados Unidos en Londres.

—Señor Moseley, ¿qué sabemos de los submarinos?

—Tengo una noticia buena y una mala —dijo la voz de Scott Moseley.

—Deme la buena primero.

—La buena noticia es que tenemos submarinos de ataque clase Los Ángeles en el mar Arábigo y en el estrecho de Taiwán, y están lo suficientemente cerca como para encargarse de los buques de lanzamiento situados en esos emplazamientos.

—Y ahora la mala.

—La mala es relativa a los otros tres barcos: los de Nueva York, San Francisco y el canal de la Mancha. Van a disparar sus misiles en breve. No disponemos de ningún 688 lo suficientemente cerca como para llegar a tiempo. Libro y Fairfax van a tener que acceder a los barcos y desactivarlos in situ, a bordo.

—De acuerdo —dijo Schofield.

—¡Lo encontré! —Rufus señaló hacia un superpetrolero cuya cubierta estaba iluminada por poderosos focos reflectores; uno más de los gigantescos superpetroleros fondeados, expectantes, cerca de la costa francesa—. La señal transpondedora lo identifica como el Talbot y su ubicación coincide con las coordenadas GPS.

—Buen trabajo, Rufus —dijo Schofield—. Señor Moseley, gracias por su ayuda. Ahora tengo que ponerme manos a la obra.

Schofield se volvió hacia Knight y Madre.

—Abordaremos los petroleros en el orden en que dispararán los misiles. Este primero. Y nos largamos de aquí y desactivamos los demás a distancia, desde una ubicación segura. ¿Les parece?

—Sí —aceptaron Knight y Madre al mismo tiempo.

—Prepárense —los emplazó Schofield con gesto serio—. Vamos a entrar.