Portaaviones francés Richelieu
Océano Atlántico, costa francesa
Shane Schofield fue arrojado al interior de una pequeña sala con las paredes de acero contigua al hangar situado bajo cubierta. La puerta se cerró tras él.
En la habitación no había nada salvo una mesa y una silla.
En la mesa se encontraba la unidad de desactivación CincLock-VII de Lefevre. Al lado de la unidad, con una pequeña luz roja encendida en la parte superior, se hallaba una granada de fósforo.
En la esquina superior, escondida tras un cristal tintado, Schofield oyó el zumbido de una cámara.
—Capitán Schofield —dijo la voz del agente de la DGSE por unos altavoces—. Una simple prueba. La granada de fósforo que ve está conectada por un transmisor de onda corta con la unidad CincLock. La única manera de desactivar esa granada es mediante la unidad CincLock. A efectos de este ejercicio, el código de desactivación final será 123. La granada estallará en un minuto. Su tiempo comienza… ahora.
—Joder —protestó Schofield mientras corría a la mesa.
Examinó detenidamente la unidad.
Unos círculos blancos y rojos llenaban la pantalla principal: rojos a la izquierda, blancos a la derecha.
Bing.
Apareció un mensaje en la pantalla pequeña:
PRIMER PROTOCOLO (PROXIMIDAD): SATISFECHO
INICIAR SEGUNDO PROTOCOLO
De inmediato, los círculos blancos de la pantalla principal comenzaron a parpadear, de uno en uno, durante un leve instante, en una secuencia aleatoria.
La pantalla pitó a modo de protesta.
SEGUNDO PROTOCOLO (PATRÓN DE RESPUESTA): FALLIDO
INTENTO DE DESACTIVACIÓN REGISTRADO.
TRES INTENTOS DE DESACTIVACIÓN FALLIDOS OCASIONARÁN UNA DETONACIÓN POR DEFECTO.
SEGUNDO PROTOCOLO (PATRÓN DE RESPUESTA): REACTIVADO.
—¿Qué? —le dijo Schofield a la pantalla.
—Cincuenta segundos, capitán —dijo la voz de Lefevre—. Tiene que tocar los círculos iluminados en orden.
—Oh, de acuerdo.
Los círculos blancos comenzaron a parpadear de nuevo, uno tras otro.
Y entonces Schofield comenzó a pulsarlos, justo después de que parpadearan.
—Cuarenta segundos…
La secuencia de círculos blancos se aceleró. Las manos de Schofield comenzaron a moverse con mayor rapidez para tocar a tiempo los círculos de la pantalla.
Entonces, de repente, uno de los círculos rojos del lado izquierdo de la pantalla se iluminó.
Schofield no se lo esperaba. Pero lo pulsó a tiempo. Los círculos blancos retomaron su secuencia, parpadeando en esos momentos a gran velocidad. Los dedos de Schofield también incrementaron su ritmo.
—Treinta segundos… Lo está haciendo bien.
Entonces otro círculo rojo parpadeó.
Pero Schofield fue en esa ocasión demasiado lento.
La pantalla emitió otro bip.
SEGUNDO PROTOCOLO (PATRÓN DE RESPUESTA): FALLIDO
INTENTO DE DESACTIVACIÓN REGISTRADO.
TRES INTENTOS DE DESACTIVACIÓN FALLIDOS OCASIONARÁN UNA DETONACIÓN POR DEFECTO.
SEGUNDO PROTOCOLO (PATRÓN DE RESPUESTA): REACTIVADO.
—¡Mierda! —gritó Schofield mientras miraba la granada que había en la mesa junto a él.
Y los círculos blancos comenzaron su secuencia parpadeante por tercera y última vez.
—Veinticinco segundos…
Pero esa vez Schofield estaba preparado, sabía lo que tenía que hacer. Sus manos se movieron con fluidez por la pantalla, pulsando los círculos blancos cuando estos parpadeaban, desviándose al lado izquierdo cada vez que uno rojo se iluminaba.
—Diez segundos, nueve…
La secuencia se aceleró. Los parpadeos de los círculos rojos se tornaron más frecuentes hasta tal punto que Schofield pensó que se trataba de un test para poner a prueba sus reflejos.
—Ocho, siete…
Sus ojos siguieron fijos en la pantalla. Sus dedos se movían sin cesar. El sudor le caía por la frente.
—Seis, cinco…
Las luces seguían parpadeando: blanco-blanco-rojo-blanco-rojo-blanco.
—Cuatro, tres…
Bing. Un mensaje apareció en la pantalla.
SEGUNDO PROTOCOLO (PATRÓN DE RESPUESTA): SATISFECHO.
TERCER PROTOCOLO (CÓDIGO): ACTIVO.
POR FAVOR, INTRODUZCA CÓDIGO DE DESACTIVACIÓN AUTORIZADO.
—Dos…
Schofield tecleó «1-2-3-ENTER» en el teclado numérico. Los números aparecieron en la pantalla pequeña.
—Uno…
Bing.
TERCER PROTOCOLO (CÓDIGO): SATISFECHO.
DISPOSITIVO DESACTIVADO.
Schofield exhaló y se desplomó en la silla.
La puerta de la sala se abrió. Lefevre entró aplaudiendo.
—Oh, très bien! Très bien! Muy bien, capitán.
Dos fornidos soldados franceses encañonaron a Schofield.
Lefevre sonrió.
—Ha sido de lo más impresionante. De lo más impresionante. Gracias, capitán. Acaba de confirmarnos la veracidad de las afirmaciones del M-12. Por no mencionar las ventajas de este sistema de desactivación. Estoy convencido de que la República Francesa le encontrará múltiples usos. Es una lástima que tengamos que matarlo. Caballeros, lleven al capitán Schofield al hangar y átenlo con el otro.