El cuerpo decapitado de Gant cayó al suelo, junto a la base de la guillotina.
Una terrible cascada de sangre salió a borbotones de su cuello rebanado, sangre que cubrió la plataforma de piedra hasta caer al agua.
La sangre en el agua atrajo rápidamente a los tiburones. Dos formas grises y apuntadas aparecieron junto al borde de la plataforma de la guillotina en busca del origen de la sangre.
—¡Dios, no! —gritó Aloysius Knight, tirando de sus cadenas, mirando aquella grotesca imagen en estado de shock.
Había ocurrido tan rápido.
Tan deprisa.
Sin vacilación alguna.
Libby Gant estaba muerta.
A pesar del dolor que la luz le infligía, Knight tenía los ojos abiertos de par en par, con el rostro lívido.
—Oh, Dios, no… —acertó a decir de nuevo.
Se giró para mirar a Jonathan Killian, pero el rostro de Killian era una máscara. Su fría mirada no había cambiado un ápice.
Y entonces, de repente, uno de los hombres del foso fue hacia Knight.
Era Drake, el mercenario de ExSol, y portaba una de las escopetas Remington de Knight, además de su chaleco. El otro hombre, Cara Rata, estaba saliendo del foso por una puerta de acero que había junto a la guillotina.
—¿Qué hay de este? —preguntó Drake a Killian.
Killian hizo un gesto con la mano.
—Nada de guillotinas para el Caballero Oscuro. Nada de juegos que puedan permitirle escaparse. Dispárelo en la cabeza y échelo como cebo para los tiburones.
—Sí, señor —obedeció Drake.
El enorme mercenario recorrió un estrecho puente de piedra situado entre la plataforma de la guillotina y la de Knight, chapoteando a cada paso.
Conforme Drake iba acercándose, Knight evaluó sus opciones.
No había muchas.
Apenas podía ver.
Tenía las manos esposadas.
Drake se estaba acercando.
Mientras multitud de pensamientos se agolpaban en su mente, Knight se mordió con tanta fuerza el labio que se hizo sangre. Escupió la saliva ensangrentada con asco.
Drake se detuvo a menos de dos metros de él, a una distancia en la que Knight no podría hacerle nada como estrangularlo con las piernas o darle una patada en la entrepierna.
Drake levantó la Remington de Knight y le apuntó a la cabeza.
—Había oído que era usted mejor que esto, Knight.
Momento en el cual Knight asintió a los pies de Drake y dijo:
—Lo soy.
Drake frunció el ceño.
Bajó la vista y vio a uno de los tiburones tigre en el agua justo al lado de sus botas, atraído al borde de la plataforma por la saliva ensangrentada de Knight.
Tal como Knight había planeado.
—¡Ah…! —Drake se volvió y dio un paso atrás por acto reflejo para alejarse del tiburón…
… Y se acercó a la zona de ataque de un depredador mucho más peligroso.
Lo que Knight hizo a continuación, lo hizo a gran velocidad.
En primer lugar, impulsó su cuerpo hacia arriba con ayuda de las piernas y con ellas rodeó a Drake por detrás, a la altura de las costillas. Knight apretó las piernas y oyó el terrible sonido de las costillas de Drake al romperse.
Drake gritó de dolor.
A continuación, Knight tiró del mercenario hacia él para poder alcanzar una cosa que colgaba del chaleco (su chaleco) que llevaba Drake.
Knight cogió un pitón de escalada y, con una mano, metió el pitón en la esposa de su mano izquierda y apretó el resorte.
El pitón se expandió al instante…
… Y la esposa de hierro que apresaba la muñeca de Knight se abrió, dejándolo libre.
En el balcón, Cedric Wexley vio lo que estaba ocurriendo. Fue a sacar su arma pero Drake, al que Knight retenía con sus piernas, se interponía.
Knight todavía no había terminado con Drake.
Con su mano izquierda cogió otro objeto del chaleco: el soplete pequeño.
Knight sacó el soplete y lo encendió al instante, apuntando a quemarropa a la espalda de Drake.
La llama azul le atravesó el cuerpo y emergió al otro lado, cual hoja de una espada luminiscente.
La cabeza de Drake, moribundo y conmocionado, cayó hacia atrás, contra el pecho de Knight.
—Te has apagado muy rápido —gruñó Knight mientras seguía aplicándole el soplete, reduciendo las entrañas de Drake a nada.
A continuación el cuerpo cayó inerte y, mientras caía, Knight le desabrochó el chaleco y al mismo tiempo se valió del pitón para soltar la otra esposa.
Pero cuando Drake cayó, Knight quedó expuesto y Cedric Wexley comenzó a dispararle desde el balcón. Pero Knight ya no estaba esposado.
Se tiró tras el cuerpo de Drake y dejó que las balas impactaran en él cuando, sin previo aviso, rodó el cuerpo de Drake hasta tirarlo al agua cubierta de sangre, justo delante del tiburón más cercano, y entonces, para sorpresa de todos…
… ¡Saltó al agua tras él!
El tiburón se abalanzó sobre el cuerpo de Drake y comenzó a hacerlo jirones. El segundo tiburón se unió al festín al instante.
En el agua comenzó a levantarse una espuma ensangrentada. Las olas chapalearon contra todas y cada una de las plataformas de piedra.
Unos minutos después, sin embargo, el agua recuperó la calma.
Pero no había ni rastro de Knight.
Es más, Aloysius Knight no volvió a salir a la superficie de aquel mortífero foso.