Agradecimientos

No sé vosotros pero, cuando leo un libro, la mayoría de los nombres que aparecen en la página de agradecimientos no me dicen demasiado. O bien son amigos del autor o gente que ha ayudado al autor durante la fase de investigación del libro o ha contribuido a su publicación. Pero dejadme que os diga una cosa: esa gente merece un agradecimiento público y profundo.

En mis libros anteriores siempre he escrito en la página de agradecimientos estas palabras: «A todo aquel que conozca a un escritor, que jamás infravalore el poder que tienen sus ánimos y apoyo».

Creedme, los escritores (toda la gente creativa en general) se alimentan de los ánimos de su gente. Nos alientan, nos empujan a seguir adelante. Una palabra de aliento puede eclipsar miles de críticas negativas.

Y si bien puede que vosotros, mis queridos lectores, no reconozcáis todos los nombres que figuran a continuación, cada uno de ellos, a su modo, me animó a seguir. Este libro es mejor gracias a su ayuda.

Así pues, en el lado de los amigos:

Gracias, una vez más, a Natalie Freer por su compañía y su sonrisa y por leerse otro libro mío en tandas de sesenta páginas; a John Schrooten, a mi madre y a mi hermano, Stephen, por decirme lo que realmente pensaban. Y a mi padre por su silencioso apoyo.

A Nik y a Simon Kozlina por llevarme a tomar un café cuando lo necesitaba y a Bec Wilson por todas esas cenas cada miércoles. Y a Daryl y Karen Kay, y a Don e Irene Kay por ser tan entusiastas sujetos de pruebas, tercos ingenieros y buenos amigos.

En el lado técnico:

Quería darle las gracias especialmente al extraordinario Richard Walsh, de BHP Billiton, por la fantástica visita a la mina de carbón en Appen. ¡Las escenas en la mina de este libro son mucho más auténticas gracias a esa experiencia! Y gracias a Don Kay por presentarnos.

Y, por supuesto, una vez más, mi más sincero agradecimiento a mis increíbles asesores militares estadounidenses, el capitán Paul M. Woods, del ejército de los Estados Unidos, y el exsargento de artillería del Cuerpo de Marines Kris Hankison. Es increíble todo lo que estos dos hombres saben; por ello, cualquier posible error del libro es culpa mía, y ha sido cometido a pesar de sus objeciones.

Y, de nuevo, gracias a todos los que trabajan en Pan Macmillan, gracias por otro gran esfuerzo. Todos los trabajadores de Pan Macmillan, desde el departamento Editorial al de Publicidad, pasando por los comerciales que se patean calles y librerías, son maravillosos.

A todo aquel que conozca a un escritor, que jamás infravalore el poder que tienen sus ánimos y apoyo.

M. R.