Capítulo 106

Monasterio de Optina, Rusia, 27 de febrero de 1917

Cuando Pavel llegó al monasterio, el stárets se había ido con los extranjeros. Las Centurias Negras interrogaron uno a uno a todos los monjes, revisaron todas las celdas y acto seguido mataron uno a uno a cada hermano, con lo que esperaban que, asustados, el resto hablara, pero nadie sabía nada. Era un sacrificio necesario, el imperio estaba antes que la vida de unos vulgares monjes.

Uno de los religiosos le había dicho que el grupo había ido a un campo cercano para interrogar a uno de los hermanos. Pavel y sus hombres abandonaron el monasterio y fueron en su busca.

Después de media hora de marcha, llegaron hasta un gran prado. Allí pastaba tranquilo un rebaño de ovejas, que apenas se alteró al ver a la media docena de soldados.

Pavel buscó por todo el prado, pero no había ni rastro de los extranjeros.

—Maldita sea, ¿dónde se han metido?

—¿Quiere que regresemos al monasterio?

—Que cuatro de los hombres regresen, usted y yo seguiremos buscando por aquí —dijo Pavel.

Caminaron en círculo intentando encontrar el rastro de los fugitivos, pero parecía como si los hubiera tragado la tierra.