Capítulo 72

Zúrich, Suiza, 17 de febrero de 1917

Apenas pudieron reaccionar cuando la puerta se estampó en la pared. Hércules tomó su pistola y rompió los cristales de la ventana. Alicia empujó al suelo al hermano Juan y Lincoln se agazapó detrás de la cama. Cuatro hombres entraron y comenzaron a disparar. Después apareció Pavel y detuvo el tiroteo.

Dos hombres apuntaban a la cabeza de Alicia y otros dos a la del monje. Lincoln se puso en pie y arrojó su arma, Hércules levantó las manos, pero cuando uno de los hombres se acercó para desarmarlo, tiró de la cortina y se lanzó por la ventana en medio de la confusión. Cayó mal, pero eso no le impidió ponerse de nuevo en pie y salir corriendo. Dos integrantes de las Centurias Negras salieron de la habitación tras él.

Pavel miró a sus prisioneros y con una sonrisa les dijo:

—Me temo que al fin son míos. Me ha costado mucho atraparlos, pero no saldrán de esta con vida si no me llevan hasta ese maldito libro.

Alicia levantó la barbilla y mirándolo a los ojos le contestó:

—No sabe con quién está enfrentándose. Hércules Guzmán Fox le arrancará los ojos cuando tenga oportunidad y yo estaré allí para verlo.

Pavel se acercó a la mujer y la abofeteó. Alicia cayó al suelo y Lincoln se abalanzó contra el ruso, pero dos de los hombres lo detuvieron.

—Maldita zorra, las mujeres no se comportan así en Rusia. Antes de devolverte la libertad, te enseñaré cómo debes tratar a un hombre. Saquemos a esta escoria de aquí antes de que llegue la policía.

Salieron apresuradamente de la pensión y subieron a un coche. Pavel había alquilado una pequeña villa a las afueras de la ciudad. Allí tendría tiempo de demostrar a esos malditos extranjeros cómo se las gastaban los rusos cuando estaban empeñados en conseguir algo.