Capítulo 50

Zúrich, Suiza, 13 de febrero de 1917

Los alemanes estaban en un lado de la mesa, mientras Lenin y sus hombres permanecían en el otro. Uno de los oficiales tendió el documento del acuerdo y se lo pasó al líder comunista.

—Nada de firmas. Este es un acuerdo entre caballeros —dijo Lenin.

—¿Entre caballeros? —preguntó uno de los oficiales prusianos.

—Sí, somos comunistas pero nuestra palabra vale tanto como la suya —contestó Lenin.

El comandante alemán hizo un gesto y el oficial se levantó de la mesa.

—Lo lamento. Perdone a ese mequetrefe. Si leen el documento, comprobarán que hemos incluido todas sus peticiones. En unos días saldrá el tren que los lleve a Rusia, con el oro y las armas.

Lenin pasó el documento a uno de sus subordinados, que leía perfectamente alemán. Un par de minutos más tarde el hombre dijo algo en ruso a su oído. El líder comunista se puso rojo de cólera.

—¡No es la cantidad acordada! —gritó dando un puñetazo en la mesa.

—Estamos en guerra y las arcas alemanas están vacías. Es más de lo que podemos permitirnos.

—¡Maldición! Con ese oro no podremos comprar muchas voluntades ni hacernos con suficientes armas. Si no tomamos el poder, su acuerdo no habrá servido de nada —dijo Lenin.

—Eso es asunto suyo, el káiser ha dado órdenes de que se les entregue lo inicialmente acordado, ni un marco más —dijo el comandante.

Varios consejeros se aproximaron a Lenin y comenzaron a discutir en ruso. Después este se giró y dijo en un torpe alemán:

—De acuerdo, pero al menos queremos más armas.

El comandante hizo un gesto afirmativo. Después corrigió el texto con su pluma.

—Les entregaremos el doble de armas ligeras. Pero tendrá que firmar.

Lenin lo miró furioso. Le quitó el papel de la mano, lo firmó y se lo tiró a la cara. Después los rusos se pusieron de pie y abandonaron la sala. El comandante tomó los papeles y volvió a ordenarlos. Respiró hondo. Le hubiera gustado matar con sus propias manos a ese maldito comunista, pero debía cumplir las órdenes. Ya se ocuparían de los rusos cuando los franceses y británicos estuvieran derrotados.