Capítulo 14

Zúrich, Suiza, 6 de febrero de 1917

Lincoln escuchó perfectamente el sonido del reloj que marcaba las doce y después observó que el monje llevaba una hoja en la mano. Apenas se podía leer nada con la tenue luz que brillaba a su espalda. Hizo entrar al monje y lo llevó hasta la lámpara. En la hoja había apenas unas palabras: «Huyamos ahora». Lincoln lo miró sorprendido. No entendía a qué se refería.

—No podemos irnos en mitad de la noche. Fuera está nevando.

«No», escribió el monje.

Lincoln miró por la ventana. Una de las luces del jardín reflejaba claramente que había dejado de nevar. —Nos iremos mañana.

El monje comenzó a escribir inquieto. Después de un rato le pasó la hoja.

«Aquí se está practicando algún tipo de ceremonia satánica. Tenemos que huir, ahora». Lincoln sintió un escalofrío al leer la hoja.

—¿Cómo puede saber algo así?

«Puedo sentirlo».

El monje parecía realmente inquieto. Lincoln intentó quitar importancia al asunto, pero él había experimentado algo parecido durante todo el día. Decidió llamar a Hércules y a Alicia. Entre los tres decidirían qué debían hacer.

Sus amigos estaban profundamente dormidos y tardaron un poco en reaccionar. A los diez minutos, todos estaban reunidos en el cuarto de Lincoln.

—Lo que dice este hombre no tiene sentido —dijo Hércules.

—Yo he estado leyendo la Biblia, y habla de esos dos reinos que el monje mencionó en la profecía. Además, el doctor Jung no me parece un hombre de fiar —dijo Lincoln.

—Es una eminencia en su campo —se quejó Hércules.

—Ese hombre no parece un científico, afirma cosas extrañas —dijo Lincoln.

Alicia frunció el ceño. A veces no entendía el fanatismo de su prometido.

—Sería un desagravio. El doctor Jung ha sido muy amable con nosotros —dijo la mujer.

—Nos iremos —dijo Lincoln comenzando a perder la paciencia.

Un fuerte ruido en el piso de abajo les hizo callar de repente. Lincoln se acercó a las escaleras. Desde allí vio a un gran número de personas vestidas con togas blancas.