LA CHAQUETA

En lo que a la historia del vestido se refiere, el ingenio y la inventiva humana se han mostrado más bien parcos. Han surgido pocas ideas a lo largo de los tiempos.

Sabemos que uno de los vestidos más antiguos fue el mantón: tres metros de tela uno de cuyos ángulos se colocaba en el hombro izquierdo, rodeando de forma oblicua la espalda y el pecho, dejando libre el brazo derecho. Fue el vestido utilizado durante mil años en el Asia Menor. A este atuendo sucedió la túnica de lana, corta, sin mangas, sujeta al talle mediante un cinturón y una hendidura practicada sobre el pecho, cerrada a ras del cuello con dos cordones. En Persia, esta túnica tenía mangas largas ajustadas, y no bajaba más allá de la zona lumbar, coincidiendo con la zona donde se ajustaba mediante fajín, donde se insertaba el puñal, arma defensiva principal del mundo antiguo.

Lo más parecido a la chaqueta, en la edad antigua, está representado por el quitón, especie de dalmática que usaban los campesinos de la Grecia clásica. Se abrochaba sobre el hombro izquierdo, formando sólo una sisa. Para su confección se requería un metro de tela a lo largo por casi dos a lo ancho; era una pieza holgada, sin mangas, que caía a modo de saco.

Los romanos, que heredaron gran parte de la cultura griega, vistieron una dalmática de mangas anchas y ajustadas. De este atuendo deriva en parte la vestimenta masculina medieval: sayo y túnica con mangas.

Conforme fue avanzando la Edad Media apareció el justillo o jubón, prendas ajustadas sobre las que se vestiría una prenda de nueva aparición: la chaqueta. En sus orígenes fue una mera camisola estrecha que llegaba a las rodillas, y que contaba con mangas con codera. En los siglos XIV y XV esta prenda tenía ya mangas anchas que se estrechaban en las muñecas, y un cuello estrecho que subía hasta las orejas.

Pero la historia de la chaqueta está implícita en la historia de la palabra misma. En el XVI se la denominaba jaco, que era un sayo corto abierto a los lados, de tela de lana de cabra. Era de origen francés, en cuyo idioma equivalía antiguamente al nombre popular del campesino: Jacques, es decir: Santiago, nombre muy común en el medio rural. Eran los campesinos quienes vestían el jaquette, cosa que hicieron en Francia a lo largo de toda la Edad Moderna.

Resulta curioso que chaqueta y chaqué tengan el mismo origen: prenda propia del campesino…, sin embargo hoy se va a las grandes recepciones con chaqué, y no se permite entrar en lugares de respeto sin chaqueta. El paso del tiempo ha invertido los usos.

La chaqueta moderna fue en sus inicios una prenda unisex. La masculina se abotonaba a la derecha para facilitar el desenvaine de la espada; la femenina, a la izquierda, para no interferir en la lactancia del bebé. El botón que algunas chaquetas todavía conservan en la parte superior de la solapa es resto de la evolución de esta prenda, de cuello alzado y tieso en una época en la que la chaqueta se abotonaba hasta la boca.