Capítulo 54

Al volver a casa esa tarde, el inspector Elgabri lee la nota que Cristina ha dejado en la cocina. Por fin ha entrado en razón y ha decidido regresar a Ámsterdam.

Coge una cerveza de la nevera y se quita los zapatos. Había esperado con ansia la llegada del fin de semana. Se sienta frente al televisor y sintoniza las noticias de Al-Jazeera. El teléfono suena a su lado y alarga el brazo para cogerlo.

—¿Ha descubierto algo la inspectora?

Elgabri tarda unos segundos en reconocer la voz del hombre. Nunca se han visto en persona y sólo han hablado dos veces por teléfono.

—No, no ha descubierto nada. He estado vigilándola desde que llegó a El Cairo.

—¿Cuándo vuelve a Ámsterdam?

—Esta noche. No hay nada de qué preocuparse.

Elgabri cuelga el teléfono y apura la cerveza de un trago. A continuación, se levanta para coger otra botella de la nevera. El calor de El Cairo va a matarlo. En seis meses habrá ahorrado lo suficiente y podrá marcharse de esa maldita ciudad. Le da igual adonde.

Cuando cierra la nevera, oye el timbre de la puerta. ¿Habría cambiado la inspectora Molen de opinión? Elgabri va hacia la puerta y la abre, sin observar antes por la mirilla.