Capítulo 49

La inspectora Molen tiene la impresión de que todos los clientes del bazar la observan, lo cual es probablemente cierto. Sentada en una banqueta a la puerta de una tienda de bordados, una mujer vestida con un burka la mira fijamente. Cristina saca el móvil del bolsillo con dedos temblorosos y marca el número del inspector Elgabri.

—Soy Cristina Molen. El Toyota negro de Imbaba me está siguiendo —informa al inspector con la respiración entrecortada.

Elgabri se queda unos instantes en silencio.

—¿Dónde se encuentra usted ahora?

—En un bazar, a doscientos metros del orfanato Maktoum.

—Le advertí que dejara este asunto en manos de la policía egipcia.

—Sí, lo sé. ¿Conoce algún lugar discreto en el que pueda alojarme esta noche? No quiero volver a mi hotel.

—¿No regresaba hoy a Ámsterdam?

—He decidido quedarme unos días en El Cairo.

Cristina gira la cabeza y ve que la mujer del burka ha desaparecido. Lo más sensato sería volver a Ámsterdam. Pero ¿qué sería de Amin?

—Una mujer como usted llamará la atención en cualquier hotel de El Cairo.

—Entonces tendré que recurrir a la embajada.

—Si lo desea, puedo ofrecerle un sofá en mi apartamento para pasar la noche. Vivo en Shubra, un barrio donde no se aventuran muchos turistas: nadie la buscará allí.

—No quiero causarle molestias.

—Sólo será una noche. Mañana por la mañana le buscaremos un hotel.

Cristina piensa que no es mala idea. Sus perseguidores no irán a buscarla a casa de un policía.

—Preferiría no salir a la calle para buscar un taxi. ¿Podría venir a recogerme?

—Quédese en el bazar y espere mi llamada. Tardaré media hora en llegar.