Deseo agradecer a cuantas familias, instituciones y museos me han permitido hurgar en sus archivos. En algunos casos tuve que decir media verdad para consultar ciertos documentos.
Agradezco, de forma especial, al presidente del Cabildo Catedralicio su visita guiada por el mural de barro, cuando éste permanecía vetado al público. Gracias a su información, pude observar las entrañas del arte que de otro modo no se podrán ver.
Y agradezco, sobre todo, a la isla de Mallorca su admirable fortaleza por mantenerse aún en pie, a pesar de los azotes que en pleno siglo XXI recibe de monstruos tan perversos como el de la Inquisición.