CAPÍTULO 70
WISTY
—Solo una bruja acusaría a otra de serlo —repliqué.
En realidad, no llegué a pronunciar esas palabras. Había aprendido una cosa o dos sobre autocontrol desde que me arrestaron y condenaron a muerte. Así que ofrecí la mejor actuación de mi vida haciéndome la inocente.
—¿Dónde? —grité, mientras giraba en mi taburete. Revisé el restaurante de arriba abajo, mirando llena de temor a todos los presentes.
—¡Mi hermana no es una bruja, de ninguna de las maneras! —dijo Whit, con convincente asombro. Los tíos buenos son estupendos para eso, sobre todo los que suelen ser sinceros. Os lo aseguro. Estoy acostumbrada a las actuaciones de Whit desde que era una niña.
—Esta chica acaba de ser nombrada Estrella de Honor del Líder del Sector —dijo Jonathan. También él era bastante bueno.
—¿Tal vez… no será que la señora Highsmith está sufriendo una alucinación? —dije—. ¿Acaso… ve cosas que los demás no ven? ¿Es posible? Mmm… Señora Highsmith, ¿tiene usted visiones?
Todos los ojos se fijaron en la mujer y sus amigas de aspecto sospechoso. Se le puso la cara como un tomate.
—¡Háganle un examen! —dijo con voz alta y estridente.
—Lo haré encantada —dije a toda prisa—. Si lo hace usted también.
Todo el mundo guardaba silencio, expectante ante su respuesta. De pronto, la ira se apoderó de mí. Si ella sabía lo que supone ser diferente, ¿por qué denunciar a quienes eran como ella?
—No soy yo la bruja, ¡es ella! —dijo la señora Highsmith.
La gente del restaurante empezó a murmurar, con abierta desconfianza.
Evoqué para mí una imagen de su mesa. Me centré en el tenedor que reposaba sobre la servilleta, al lado de su plato.
—Mi papá dice que no hable con gente como ella —dijo Jonathan, deslizándose de su taburete y retrocediendo hacia la puerta.
Whit y yo también nos levantamos.
—Vamos, chicos. Nos marchamos de aquí. Demos parte sobre este lugar.
En el siguiente milisegundo, vi su tenedor, lo sentí y supe lo que necesitaba hacer con él. Como consecuencia, el tenedor se levantó de la mesa y cruzó la sala como un rayo… en dirección a mi cara.
—¡Socorro! —chillé, con los brazos en alto—. ¡Que alguien me ayude! ¡Por favor!
El tenedor me alcanzó en el dorso de la mano, más fuerte de lo que pretendía en realidad. Solté un chillido, que provocó el efecto deseado. Los clientes del restaurante prorrumpieron en un ruidoso rugido de asombro y desaprobación.
—¿Por qué quiere hacerme daño? —gimoteé—. ¿Cómo lo ha hecho? ¡Es antinatural! ¡Me ha apuñalado con su tenedor! ¡Salió volando!
—¡Llamen a los servicios de seguridad! —gritó alguien, puesto en pie.
—Ha herido a esa chica Estrella de Honor. Es una bruja.
—Yo no, ¡es ella! —gritó de nuevo la señora Highsmith mientras la muchedumbre se dirigía contra ella. Por primera vez, sentí una pequeña punzada de culpa al usar mis poderes. A lo mejor solo se trataba de una vieja gruñona y desvalida… aunque lo dudaba mucho.