CAPÍTULO 44

WISTY

Bueno, al menos había alguien en este planeta militarizado que estaba contento y feliz. Pero la sonrisa presumida de la Comadreja Parlante me había hecho cruzar la raya. Y Whit estaba en el mismo lado que yo.

—¿Te parece gracioso? —dijo mi hermano en voz baja, con los puños apretados con fuerza—. ¿Qué sucedería si Wisty fuese hermana tuya, y la fueran a ejecutar mañana?

La Comadreja Parlante nos miró con aire satisfecho.

—Mi hermana fue una traidora al Nuevo Orden —habló lentamente para que quedara todo muy claro—, y yo… la… delaté.

No podía creerlo. Incluso aunque Whit pintaba bigotes a absolutamente todas mis muñecas, incluso aunque había llegado a desear que nunca hubiera nacido, al menos yo sabía que jamás querría condenarlo a muerte. Torturarlo, probablemente, pero no hasta la muerte.

—¿Así que piensas que somos Extremadamente Peligrosos? —le pregunté, golpeando apenas mi baqueta contra mi costado.

—Sí —dijo C.P.—. El mundo sería un lugar mucho mejor si ninguno de vosotros estuviera en él.

—¿Porque soy una bruja malvada? —me burlé—. ¿Una terrible bruja espeluznante?

—Eso es correcto —aseguró C.P.—. Probablemente vendiste tu alma para conseguir esos poderes demoníacos.

Agité la baqueta hacia él. Vi que el miedo y el orgullo se enfrentaban el uno al otro por el control de su pequeña cara puntiaguda. Miró hacia mí.

—Deja eso. ¡Te lo ordeno!

—Uuuuh, soy una malvada y terrorífica bruja —dije con voz de psicópata—. ¡Voy a convertirte en calabaza! ¡Bíbidi bábidi bu!

Entonces blandí mi baqueta como si realmente fuera una varita mágica.

Para mi completo y absoluto asombro, oímos un sonido eléctrico muy real, y brotaron verdaderas chispas de la punta de la baqueta. C.P. dio un grito de sorpresa, y luego hubo un boom, como si un avión acabara de romper la barrera del sonido.

Cuando el humo de la celda se despejó, Whit y yo nos quedamos allí de pie, mirando… bueno, un error cometido sin mala intención.

Pero un error muy gordo, de todas formas.