CAPÍTULO 36
WHIT
Parpadeé (ya sabes, como ese juego en el que pierde quien parpadea primero).
Se veía todo un mundo de sombras. Allí dentro había una dimensión completamente distinta, otra realidad. Todo era negro, gris o estaba bañado con un matiz verde. Distinguía formas borrosas en movimiento y era capaz de oír fragmentos de conversaciones distorsionadas. Era como ver una película de terror en una vieja televisión con una antena muy mala.
Wisty había empezado a tirar de mi camisa desde el otro lado de la pared. Yo apenas podía oír su voz, lo cual me asustaba bastante.
Algunas de las sombras estaban cada vez más perfiladas, porque se encontraban cada vez más cerca, pero no se podían apreciar bien.
—Quedaos donde estáis —traté de decir, pero mi voz se perdió. Después, una de las personas sombra se giró hacia mí, como si, de algún modo, fuera capaz de oírme.
Estaba seguro de que parecía una figura humana.
Abrió la boca. No era nada más que una mancha amorfa en un mundo de sombras oscuras. Si la figura estaba diciendo algo, yo no podía comprenderlo.
Se acercó lentamente, con cautela.
En ese momento oí claramente las palabras:
—¿Hay alguien ahí?
Mientras observaba, con un pasmado silencio, la cara de la sombra se hizo cada vez más clara, más detallada.
Entonces grité.
Era Celia.
Y en esta ocasión no era un sueño.