CAPÍTULO 19

WISTY

¿Ahorcamiento hasta la muerte?

«Esto no puede estar pasando».

Sentí un zumbido en los oídos.

«Esto no puede ser verdad. Estas cosas no pasan. Tiene que ser una pesadilla».

Mi pecho se contrajo. La habitación se estaba volviendo verde y borrosa.

Y entonces escuché la voz de Whit como si estuviera llegando hasta mí a través de un largo túnel. Finalmente, mi hermano me sacudió el hombro.

—Aguanta, Wisty —dijo en voz baja. Parpadeé y enfoqué su cara—. Te quiero.

Asentí con la cabeza. Whit no pensaba que él fuera especial, pero sus palabras y su tacto eran como una bala mágica de fuerza. Yo ya era capaz de respirar.

—Yo también te quiero —susurré—. Más de lo que nunca hubiera imaginado.

Respiré hondo y me preparé para lo que el juez Unger iba a decir a continuación.

—Por desgracia, las ejecuciones no están autorizadas hasta que el criminal alcance los dieciocho años de edad.

El zumbido regresó a mis oídos, la falta de claridad a mi vista.

¡Whit cumpliría los dieciocho en menos de un mes!

Me pregunté por qué no me sentía un poco flameante o relampagueante en ese mismo momento. Tenía tantas ganas de atizarle a ese juez, que me dolía.

—Así pues, los dos seréis ubicados en la prisión del estado —prosiguió con gravedad y luego sonrió—, por el momento.

Hizo un gesto con la cabeza al oficial de la sala del tribunal y dijo:

—Lléveselos fuera de mi vista.

Los guardias nos sacaron de la jaula, con algo de torpeza, debo añadir, ya que Whit se agitaba como un animal rabioso.

—¡Está cometiendo un terrible error! —gritó—. ¡Esto es una locura! ¡Alguien le va a inhabilitar! ¡Esto no es legal!

—¡Cállate, hechicero! —gritó el juez, y de pronto lanzó su maza hacia mi hermano.

Whit levantó sus manos esposadas y entonces…

La maza se sostuvo en el aire durante unos cinco segundos, a unos quince centímetros de la cara de Whit. Luego cayó pesadamente al suelo.

La sala se quedó en completo silencio por un momento. Luego se hizo el caos. Voces furiosas gritaban:

—¡Hechiceros! ¡Matadlos! ¡Ejecutadlos! ¡Bruja! ¡Mago!

Y se referían a nosotros, ¿verdad? Wisty y Whit. La bruja y el hechicero.