CAPÍTULO 95

WHIT

Hagamos un resumen. En este momento, tenemos entre manos una serie de problemas que amenazan nuestra vida:

1. Byron se ha vuelto majareta.

2. En unos minutos, su equipo de niños salvajes pasará de chillar a matar.

3. El apartamento de la señora H. arde por los cuatro costados, y las enormes llamaradas de Wisty ya han prendido fuego a las cortinas, la alfombra y el papel de la pared, que está seriamente chamuscado.

4. Sigo en peligro de ser conducido ante el Único si no puedo tomar el control de la situación.

Debo tratar de extinguir las llamas de Wisty. Aunque no tengo control sobre el fuego. Lo siento en mis huesos: es el don de Wisty.

Pero si me concentro en la marmita de la señora Highsmith… ¿Podría moverla? Está llena de líquido, de cualquier modo.

La manada aúlla más y más alto, así que no me queda opción.

Es un acto desesperado, pero consigo concentrarme y hago elevarse el caldero de la señora Highsmith. Entonces, deseo que salga volando por la habitación.

Sea lo que sea lo que la señora H. estaba cocinando, no estoy seguro de que sea apropiado para el consumo humano, ya que se muestra tan efectivo como la espuma de un extintor de incendios. Las llamaradas de Wisty se apagan, y Byron, sin la menor traza de ropa, pelo o piel quemados, se desploma en el suelo.

Wisty chorrea con los restos de la sopa por todo el cuerpo y todavía parece aturdida por lo que acaba de suceder, pero no lo suficiente como para no darse cuenta de lo que debe hacer ahora. Me desata y me quita la mordaza, sin quitar ojo a los niños-mono, que parecen admirar su habilidad para dominar el fuego.

—¡Atrás u os frío! —los amenaza. Incluso les lanza un par de llamaradas de advertencia.

Acto seguido, mi hermanita me ayuda a ponerme en pie, y me doy cuenta de que es mucho más fuerte de lo que parece.

—Eso ha estado totalmente fuera de lugar —dice con voz tranquila—. Salgamos de aquí mientras podamos.