CAPÍTULO 87

WHIT

—¡Metamos a todo el mundo bajo tierra! —grito en dirección a Wisty—. He visto la entrada de una alcantarilla hace un rato. Quizá nos podamos esconder allí.

Dirigimos al grupo hasta la alcantarilla y, por suerte, descubrimos que es un túnel de servicio y no un sumidero. No contiene el aire mejor ventilado del mundo, pero el túnel debería adentrarse lo suficiente en la tierra como para procurarnos cierto refugio de las explosiones y la metralla.

Una vez todos están dentro, Wisty me lleva aparte.

—A no ser que se te ocurra algo mejor, creo que tú y yo deberíamos hacer una visita a la señora Highsmith —me dice—. Es poderosa. Es posible que ella pueda… —no estoy seguro de que Wisty sepa realmente lo que esa mujer puede hacer por nosotros.

—¿Darnos alguna idea? —le termino el pensamiento.

—Justo —asiente Wisty—. Quizá incluso tenga información sobre papá y mamá. Tengo la sensación de que ella sabe dónde están…

En ese momento, Janine se acerca a nosotros, con los ojos todavía enrojecidos tras ver nuestro hogar durante tantos meses convertido en cenizas.

—¿Y ahora qué, tíos? ¿Alguna idea brillante? ¿Alguna idea menos brillante?

—Escucha, Janine, debemos ir a casa de la señora Highsmith —le cuento, y pongo mi mano sobre su brazo—. ¿Estarás aquí bien con el grupo?

—Sí, pero… —Janine mira sus botas negras de militar. Creo que intenta disimular que se le está haciendo de nuevo un nudo en la garganta.

Levanto su cabeza gentilmente por la barbilla y la obligo a mirarme con sus ojos verde salvia.

—¿Por qué tengo la horrible sensación de que esto es todo? Es la última vez que nos decimos adiós, ¿verdad? —me dice con un susurro que me produce un escalofrío en la espalda.

—La última vez que nos decimos adiós, sí —le digo—. Pero no la última vez que nos vemos. Lo prometo.

No puede evitar que se le salten las lágrimas. Tomo su cabeza entre mis manos y seco las lágrimas de sus mejillas con mis pulgares. Sus manos se deslizan desde mis brazos a mi cintura, como si no quisiera dejarme ir.

No estoy seguro del todo de lo que siento por Janine. Pero sé qué es lo que tengo que hacer ahora.

Así que la beso. Es demasiado complicado para contárselo con palabras, es una mezcla absurda de palabras de admiración, aprecio, atracción. Dejo caer todas esas cosas dentro de ella, en lo más profundo.

No dejo de besarla hasta que Wisty ha terminado con sus despedidas, y me tira de la camisa con cuidado.

—Vamos, Whit.

Me separo de Janine, y ella asiente con la cabeza. Se acabaron las despedidas mientras Wisty y yo subimos los peldaños metálicos de la galería de servicio en dirección al campo de batalla.