CAPÍTULO 82
WISTY
La pega de transformarte en una criatura voladora es que puedes estar a unos centenares de metros del suelo cuando el hechizo se desvanezca inesperadamente. Por suerte, lo inesperado ocurre cuando estamos apenas a unos pocos metros del suelo, y esto nos arroja sobre nuestro destino final: las puertas de Garfunkel’s.
Nos reciben en el primer piso de los almacenes con caras de profundo dolor. Algo definitivamente malo ha sucedido aquí, puedo intuirlo. Cuando Whit llega procedente de una aventura al borde de la muerte y no se le recibe con vítores y con Janine arrojándose sobre sus brazos, es que algo va mal.
Al menos, Emmet me rodea con sus brazos antes de que podamos decir «Hola».
—¡No puedo creer que estéis vivos! —dice a toda velocidad, inusualmente emocionado.
—¿Desde cuándo tenemos la costumbre de morirnos? —respondo con un mal chiste.
—¡Es que han sido… meses! —sin darse cuenta, pasa sus dedos por mi cabello, ya crecido, como si quisiera remarcar sus palabras—. ¿Qué ha sido de vosotros, chicos?
Whit y yo nos miramos, evidentemente confusos por el paso del tiempo hasta ese momento.
—¿El portal? —sugiere Whit, refiriéndose a la misteriosa cualidad de provocar saltos en el tiempo que poseen algunos portales.
Miro a los miembros del grupo y asiento hacia Whit. Sí, ha pasado algo más que unas pocas semanas. Definitivamente. Es como si todo el mundo se hubiera quedado pálido. Más desaliñados, con las cabezas gachas. Tienen los ojos y las mejillas hundidos. Emmet me mira como si llevara una lata de limosnas y me estuviera pidiendo algo de suelto.
—¿Dónde está Janine? —pregunta Whit, alarmado.
—Ahora está en Zapatos de Señora. En terapia con algunos de los niños traumatizados. Jamilla también logró regresar, pero ahora es una paciente, y no la doctora. Ha estado complicado por aquí últimamente, chicos —nos informa con el gesto sombrío.
—Vayamos a Accesorios a ponernos al día —nos dice Whit.
—¿Por qué está tan oscuro? —pregunto, según nos adentramos en la tienda.
—Apagones —explica Emmet—. Demasiadas bombas, todos los días, día y noche.
Sasha se encuentra en Accesorios tocando una canción particularmente triste en su guitarra. Cuando se acerca para saludarnos, me doy cuenta de que su antigua confianza lo ha abandonado. En los siguientes minutos, las historias que él y Emmet nos cuentan revelan el porqué.
Durante el último mes, se desveló la última fase del plan de dominación total del Nuevo Orden. La primera oleada de niños que fueron secuestrados y reprogramados en sus instalaciones (aquellos que se libraron de la vaporización, al menos) había regresado a la sociedad para que sus pequeños cerebros de robot pudieran asentarse. Entre tanto, una segunda oleada de secuestros intensivos dio comienzo, y las avanzadillas del Nuevo Orden se internaron en lo más profundo de Freeland. Al menos una docena de los chicos de Garfunkel’s habían caído en sus garras mientras se encontraban en misiones de reaprovisionamiento, incluidos algunos que ya habíamos salvado en alguna ocasión de otras instalaciones.
Es como haber dado tres pasos adelante y un enorme superpaso hacia atrás.
Habíamos perdido nuestras casas, amigos, familias… el mundo entero. Y ahora nos estábamos perdiendo los unos a los otros.