CAPÍTULO 60
WHIT
Sé que os estáis haciendo la misma pregunta que yo. Wisty también, estoy seguro. ¿Puede existir algún motivo por el que no quieran decirnos si nuestros padres están o no en la habitación de al lado? Si es que realmente están allí…
—Creo… creo que os harán daño si os acercáis a ellos, Wisty —masculla Byron—. Ya no son los mismos. Les ha pasado algo.
«Todo eso no tiene sentido. No puede tenerlo. Está claro que Byron ha sido el primero en volverse loco».
Rodeo a Wisty con el brazo, y siento que está temblando de angustia y miedo.
—¿Que ya no son los mismos? ¡Son nuestros padres! —dice con una voz aguda y nerviosa—. Nunca serían capaces de hacernos daño. Byron, te juro que si no estás mintiendo y puedes llevarnos hasta ellos, te daré un montón de besos. Y te perdonaré por todas las cosas horribles que has hecho, que son muchas.
Es una oferta que la comadreja no puede rechazar. Con un suspiro, se dirige hacia la puerta, y nosotros lo seguimos. ¿Es posible que Crossley haya dicho la verdad?
—Swain, no te vas a librar tan fácilmente —le digo—. Si estás mintiendo, te juro que lo lamentarás durante el resto de tu vida. Y si no estás mintiendo, explícame por qué crees que son peligrosos.
—No puedo explicarlo —dice, y parece tan nervioso como nosotros—, son cosas que no pueden explicarse. Pero es verdad.
—Nuestros padres son buenas personas. ¡Y no han cambiado! —le digo cuando llegamos ante la puerta—. Solo… abre de una vez, Byron.
Byron está temblando de miedo. No sé si es verdadero o lo está fingiendo. Pero asiente, introduce su trozo de alambre en la cerradura, y se pone a hurgar en ella.
Después de una pequeña eternidad, oímos un clic.