CAPÍTULO 6
WISTY
El papel arrugado y doblado cinco veces sobre sí mismo que la anciana me ha metido dentro de la mano es un mapa. «Dijo que estaba de nuestra parte, ¿verdad? Además, ¿qué otra cosa podemos hacer?». Así que Whit y yo seguimos el mapa.
La línea de puntos trazada a mano sobre aquel sucio pergamino nos lleva hacia la parte sur de la ciudad. Por el momento, estamos sanos y salvos.
—No acabo de recordar quién era —pienso en voz alta mientras dejamos atrás la ciudad en dirección a las vías del tren—. ¿Acaso ella… era amiga de papá y mamá?
Whit se encoge de hombros.
—¿Acaso importa algo? Cualquier persona capaz de arriesgar su vida enfrentándose a un guardia del Nuevo Orden es amiga nuestra. Una amiga de verdad.
Whit arranca un panfleto pegado bajo un altavoz cercano a las vías y lo hace trizas.
—Por cierto, ¿cuándo te convertiste en líder de la Resistencia? —me pregunta con una sonrisa y un destello de sus ojos azules.
—¡Oye! Si es el Único el que lo dice…
—Si quieres alcanzar fama y fortuna gracias a ese rufián fascista, todo para ti.
—¡Calla! —lo persigo por la vía, riéndome de mí misma—. ¡Lo que pasa es que estás celoso!
Whit se coloca en posición de sprint, de vuelta al modo «fútbol americano».
—¡Es trampa! —le grito. Es mayor que yo en tamaño y edad, y por supuesto corre más deprisa. Mucho más deprisa.
Por unos minutos, volvemos a ser niños de nuevo. Dos hermanos corriendo junto a las vías del tren. Como si una de nuestras mejores amigas no acabara de ser asesinada, como si no estuviéramos huyendo de medio mundo.
Con una explosión de entusiasmo, tal vez incluso divirtiéndonos, recorremos los últimos kilómetros hasta nuestro destino, un pequeño edificio de ladrillo que figura en el mapa con una X y la instrucción de ENTRAR EN LA CASETA DE SEÑALES.
—¿Dónde están las llaves? —le pregunto a Whit, al ver la cadena y el candado de la puerta.
—¿Dónde están los hechizos? —me responde.
Ah, ya. Ya me acuerdo. Soy una bruja. Y Whit es un mago.
A veces cuesta recordar esas cosas cuando estás ocupada salvando tu vida. Pero yo sí que sé algunos hechizos, y parece que alguna vez han funcionado sobre cadenas y candados.
Y enseguida habremos escapado de los demonios del N.O.
Al menos por ahora.