CAPÍTULO 55

—¡Por fin! —dice el Único que es Único de manera triunfal—. Era lo que necesitaba ver. Con claridad —sigue diciendo al tiempo que se aleja de la docena de monitores de vídeo y se acaricia la barbilla—, ha sucedido como imaginé. Por lo que parece, se manifiesta especialmente en momentos de gran compulsión. Lo que indica a todas luces que tiene escaso o ningún dominio de su don.

El hombre que está a su lado lo transcribe todo en su tableta electrónica y asiente con la cabeza.

—Una vez se hayan apagado las llamas, metedla en la Sala de Aislamiento. Necesitamos estudiar sus habilidades en un ambiente controlado. Y, ni hace falta decirlo, no tengáis miramientos. Con ninguno de los dos. ¡Necesito resultados, resultados, resultados!

—Sí, su excelencia —dice el asistente.

—Los Allgood creen que están aquí para estar más cerca de mí, y están en lo cierto —reflexiona el Único—. En su momento, una vez los conozca mejor de lo que se conocen ellos mismos, estaré mucho, mucho más cerca todavía.