CAPÍTULO 50

WISTY

—Hola, chicos —dice Byron, acercándose como una comadreja hasta nosotros, con un aire de, no sabría decir… hay algo definitivamente extraño en él. ¿Abatimiento, tal vez?—. Me han pedido que viniera… a daros la bienvenida.

—¿Y tú cómo has llegado hasta aquí? —digo, con un tono entre asqueado y desconcertado.

—¿Acaso importa? —responde Whit, mirando a Byron mientras me da un codazo—. Ahora estamos todos aquí —y creo saber por qué: para derrotar al Nuevo Orden desde dentro.

Veo que a Byron le sobra su mono blanco por todos los lados, como si fuera un disfraz casero escogido entre un montón en lugar de uno cuidadosamente seleccionado.

De pronto, me doy cuenta de que Byron podría estar aquí para liberarnos. «Será mejor ser simpática con el chaval».

—Bonito atuendo, B. —comento, pero me doy cuenta de que no valgo para mentirosa—. Tienes un aspecto ridículo.

—Es el uniforme escolar —nos cuenta—. Os darán el vuestro en cuanto seáis descontaminados.

—¿Descontaminados?

—La Limpieza es lo más cercano al Orden —dice Byron. El pobre tipo no tiene el menor sentido del humor.

—Entonces, el lavado de cerebro está funcionando bastante bien contigo, ¿no? —pregunto.

—No está mal —replica Byron con cierta indiferencia—. Nos dan chocolate, ya sabéis.

—Llamar a eso «chocolate» —respondo, tragando saliva del regusto— es como llamar al caviar «huevos de pez».

—¿Tú has comido caviar alguna vez? —pregunta Whit.

—Hay muchas cosas de mí que desconoces, hermano.

—Ya sé que a veces pretendes haber hecho cosas que solo has leído en libros.

—No solo las he leído. Cuando lees un libro lo bastante bueno, de alguna manera has hecho las cosas sobre las que has leído.

—Dejad de hablar de libros —nos avisa Byron—. No queráis saber lo que os pueden hacer aquí por eso. Si ASEE os oye…

—¿Quién es ASEE?

—La Administradora de Servicios de Emergencia Educacional, la entidad que dirige o, en realidad es este sitio. Esa es la voz que escuchabais en el intercomunicador. Y nadie la ha visto en persona, así que algunos pensamos que no es más que una computadora. Pero extremadamente potente.

—Sabía que el Único estaba interesado en la tecnología, pero poner un ordenador a dirigir una escuela… debe de ser un nivel nuevo de locura.

Echo una ojeada en dirección a Whit, que mira fijamente uno de los pequeños puntos de la pared. Hay uno cada pocos metros, y arriba en el techo también. Cada uno cubierto de cristal.

—Lentes de cámara, o los ojos de ASEE, si lo preferís —dice Byron—. Os acostumbraréis a ello. Con todo, por si las moscas, es mejor que no olvidéis nunca que estáis siendo vigilados. Casi siempre.

—¿Casi?

Byron me mira a los ojos.

—En realidad, siempre, siempre. No me gustaría enfrentarme a la cólera de ASEE.

Estallo en una oleada de carcajadas.

—¡Oh, es mi peor pesadilla, un ordenador que pierde los papeles! No puedo esperar el momento en que la señora ASEE azote mi trasero cuando le diga que puede ir a formatearse el disco duro —me parto de risa con mi chiste increíblemente estúpido.

—No te rías. Te sorprendería lo que el sistema puede hacer. Por ejemplo, puede cambiar la composición química del aire de esta habitación si no le pareces lo bastante sumisa, incluso volverla tóxica. Y no le importa quién más esté en la habitación contigo.

—Venga, Wisty —dice Whit, haciéndome callar—. Intenta mantener tu insolencia a raya. No podemos llamar la atención si queremos entender lo que pasa aquí.

—Mmm, Whit, esto no es ningún tipo de misión. Esto es que nosotros somos prisioneros.

—Bien. Adelante, ocúpate de conocer qué tipo de castigos especiales puedes recibir. Entre tanto, yo mantendré el perfil bajo y los ojos abiertos.

—Estupendo —digo, rebuscando con la lengua algún resto de chocolate atrapado entre mis muelas—. Yo tendré los ojos abiertos en busca de más material de este.

Quizá sea hora de que yo también pase página. Quizá no sea tan difícil mantener la boca cerrada para ganar algunos puntos lamiendo culos. Y ahora que lo pienso, no voy a hacerlo peor que si me apellidara Swain, si eso me ayuda a conseguir más chocolate.

Giro la cabeza en todas direcciones cuando repentinamente se abre la pared trasera, que revela dos flechas. Una señala la izquierda y está marcada con un Female, y la otra señala la derecha con la marca de Male.

La voz de ASEE llena la habitación.

—Informante Swain, regrese a su puesto. Whitford y Wisteria Allgood, serán conducidos a las duchas de descontaminación determinadas por sexo para su higienización.

¿Informante?

«¿Informante?».

Mi cuerpo está cargado y vibrando con la energía de la venganza, mis uñas mordisqueadas listas para clavarse como despiadadas garras en los ojos del traidor.

Pero ya se ha ido.

«En serio, voy a matar a ese chico».