CAPÍTULO 28

WISTY

Sin embargo, el poder del escenario y de la multitud son demasiado grandes como para renunciar a ellos. Primero, remato la canción. Whit se merece escuchar sus palabras cantadas para las masas.

Me apresuro justo después tras el escenario, mientras temo que se me eche encima o me estrangule al instante, pero… ha desaparecido.

—Estuviste fantástica ahí arriba —dice Byron mientras busco a Whit con la mirada—. Si lo de la magia no te funciona, siempre puedes hacerte cantante, ya sabes. Quiero decir, creía que después de que te echaran de la orquesta (¿cuándo fue? ¿en quinto?), di por sentado que te iría fatal con la música.

—Sí, bueno. A ti te llevó tiempo darte cuenta de que ser el primero de la clase no es la única meta en la vida.

—Totalmente de acuerdo —dice Byron. Se me acerca con la cara inundada de entusiasmo infantil—. Debería haberte tomado en serio hace mucho tiempo, Wisty. Me gustaría enmendar ese error.

«Ugh. No está haciendo lo que yo creo que está haciendo, ¿verdad?». Por favor, que alguien me diga que Byron el Monitor de Pasillo Swain no me está echando fichas, por favor. No quiero herir sus sentimientos, por lo menos esta noche, pero no me deja mucha opción.

—Me equivoqué al subestimarte —continúa, acercándose otro poco, y ya no quedan muchos pocos que acercarse—. Quiero decir, siempre me pareciste guapa, todo el mundo estaba de acuerdo, pero creo que nunca aprecié… la inteligencia que había detrás de tu… espíritu gamberro —pronuncia gamberro con una sonrisa taimada, como si estuviera pensando en un tipo de trastada… de la cual no quiero formar parte. ¡Qué asco!

—Sabes, Byron, quizá es solo el agotamiento tras el espectáculo, pero acabo de sentir una pequeña arcada. Tal vez quieras irte a tomar algo de aire.

—Por favor, déjame echarte una mano —dice, y posa una de sus manos de hurón sobre mi brazo. Luego me conduce hacia el sofá de la sala de descanso, lleno de cojines mangados en los salones de las casas bombardeadas.

Estoy tan sorprendida de que el Reptil Swain tenga puestas sus manos sobre mí que casi no puedo reaccionar. Debería haberle echado del escenario cuando tuve la oportunidad de hacerlo.

—Conozco unos estupendos ejercicios de masaje para todo tipo de agotamiento —empieza a decir en el momento en que los Bionics y un enjambre de admiradoras irrumpen en la habitación… acompañados por mi hermano.

«Supongo que la suerte todavía no me ha abandonado por completo».