CAPÍTULO 14
WISTY
La Comadreja Traidora, también llamado Byron Swain, entra en la habitación, meneando la cabeza como un animal que trata de olisquear un rastro, y finalmente se me queda mirando de frente. En el instituto, Byron era el listillo sabelotodo, y acabó convirtiéndose en uno de los peleles del Nuevo Orden. Estuvo implicado en nuestro apresamiento, por lo que durante algún tiempo lo convertí en comadreja. Supuestamente ha abandonado a sus antiguos jefes, pero eso no significa que tenga que caerme bien de repente.
—¡Hola a todos! —chilla con su molestísima vocecilla de rata y se sube encima del mostrador junto a mí. Debería convertirlo de nuevo en comadreja para meterlo en una caja, cerrarla con cinta aislante y enviarla por correo al Hospital Psiquiátrico Estatal General Bowen. Sin suministro de su repugnante gomina para el pelo.
—Supongo que no has oído las malas noticias, Byron —empieza a decir Jamilla.
—Oh, por supuestísimo que las he oído —responde. «¿Quién puede hablar de esa manera?»—. Las he visto con mis propios ojos —se produce un murmullo generalizado—. Aquí.
Se saca un teléfono móvil de última generación que ha obtenido quién sabe dónde, lo toquetea un par de veces y lo pone en alto con la pantalla mirando hacia el grupo.
«Dios mío, es el Patio de Justicia, y se ve la figura encapuchada de Margo a los pies del Único».
—Aparta eso —le exijo, tratando de quitarle el teléfono—. ¡Es una película snuff!
—¡En absoluto! —grita Byron, apretando la mano alrededor—. ¡Ellos necesitan verlo!
—¡Eres un auténtico sádico! —chillo, prácticamente clavándole las uñas en las manos. Pero Byron, como buena comadreja, es un experto esquivando, y tengo que atacarle como una leona para poner mis manos sobre el aparato.
—Wisty —dice de repente Janine, con determinación de acero tras dejar los brazos de Whit—. Tiene razón. Necesitamos verlo. Saber lo que hicieron con ella.
Cruzo con Whit una mirada derrotada y me cambio de mostrador para alejarme del Chico Comadreja. Él sostiene el móvil triunfante, y aunque trato de mirar hacia otro lado, no lo consigo.
En la repetición a cámara lenta más nauseabunda que he visto en mi vida, contemplamos la desintegración de Margo a manos del Único que es Único. Su capucha, sus ropas, la piel de sus manos, sus preciosas zapatillas se vuelven grises por un instante y en ese momento se desintegran, dejando tras de sí una nube ondulante de ceniza funeraria.
—¿Lo veis? —explica mientras sigue la grabación—. Quieren que todo el mundo crea que Wisty ha muerto. De modo que, gracias a mis contactos en lo más alto del Ministerio de Información (mi padre, para ser precisos), he podido introducirme en su sistema y compartir la verdad con el mundo.
Lo miro detenidamente. Es obvio que ha logrado poner sus manos de comadreja sobre una retransmisión del Canal Único que es Único y cambiarla. El subtítulo que acompaña a la grabación ahora dice: LA PERSONA AQUÍ EJECUTADA NO ES WISTERIA ALLGOOD SINO UNA CHICA INOCENTE LLAMADA MARGO. ESTE ES SU ASESINO.
En la pantalla aparece la irritada presentadora del informativo.
—Ciudadanos del Nuevo Orden —dice—, como pueden ver, un pequeño grupo de terroristas está tratando de sabotear nuestras retransmisiones. No presten atención al absurdo subtítulo que aparece bajo las imágenes. Tenemos confirmación inequívoca por parte del Departamento de Ejecuciones de que el enemigo público al que pueden ver en estas imágenes es realmente Wisteria Allgood.
En el subtítulo manipulado por Byron, se lee ahora: SI ES WISTERIA ALLGOOD, ¿POR QUÉ LLEVA UNA CAPUCHA PARA QUE NO SE LE PUEDA VER LA CARA?
La presentadora se sujeta con un dedo el pinganillo. Está claro que su productor la está avisando sobre lo que debe hacer a continuación.
—Ciudadanos del Nuevo Orden —prosigue—: el Departamento de Ejecuciones desea que todo el mundo sepa que la única razón por la que Wisteria Allgood aparece encapuchada es debido a que las brujas no pueden lanzar hechizos cuando llevan capucha.
Byron sonríe con aire de suficiencia. Otro subtítulo aparece bajo la presentadora: ¡MENTIROSA! LO VEMOS EN TUS OJOS.
Whit y yo nos quedamos sin habla. Mi hermano parece realmente impresionado por la labor de Byron, pero yo estoy pensando que me acaba de arruinar cualquier posibilidad de pasar inadvertida entre los chivatos de barrio amantes del Nuevo Orden.
Lanzo otro ataque leonino, pero Whit me detiene justo a tiempo.
—¡Déjame en paz, tarado! ¿No se te ha ocurrido pensar que podría venirme a la perfección que me dieran por muerta?
—Te lo has currado, amigo Byron —interrumpe suavemente Sasha—. ¿Te estás postulando para líder de la semana?
—Sobre mi cadáver —miro a Sasha. Se refiere a la tradición de Freeland de nombrar líderes durante solo una semana para evitar la corrupción inherente a todo aquel que se mantiene en el poder.
—Debo recomendarte que te vayas acostumbrando, Wisty —dice el señor Condescendiente—. Todos sois protagonistas en las transmisiones de los más buscados del Nuevo Orden. Tienen fotos de todos, tomadas durante las misiones, incluidas las de Janine, Jamilla, Emmet y Sasha.
Silencio. Janine pregunta finalmente lo que todos están pensando.
—¿Cómo…?
—Esas pantallas que se ven en las calles de su sector del Overworld. Funcionan en los dos sentidos. Si estás mirando uno de sus boletines, es posible que ellos te estén mirando a ti, también.
—No es posible —dice Whit, desechando la idea de Byron.
—¿No me crees? Entonces comprueba esto —dice—. No solo aparece en todas las retransmisiones del Nuevo Orden, sino que también está introduciéndose en nuestras transmisiones. Mira.
Byron saca una foto de sí mismo con el teléfono. Lo cojo y miro la imagen. Me quedo boquiabierta. En la foto, la cara del Único que es Único está directamente encima del hombro de Byron.
—Esto solo prueba que eres un traidor —digo, devolviéndole el teléfono.
—¿Ah, sí? —gruñe Byron—. Entonces, ¿por qué pasa lo mismo con todo el mundo? —se vuelve y toma una foto de Whit.
Whit toma el teléfono y mira su propia foto. De repente, se queda blanco. Se estremece, y le salta su pequeño tic en el ojo izquierdo.
—¿Lo ves? —chilla Byron.
Whit sacude la cabeza y me pasa el teléfono. Ahora tiembla abiertamente; el tic está empeorando.
Ya veo por qué. Quien aparece en su fotografía no es el Único que es Único.
Es Celia.
El Único tiene a Celia.