Notas

[1] J. Toland, Tetradymus, cap. 3, Londres 1720, pág. 103. <<

[2] T. Lewis, The History of Hypatia, Londres 1721; no la he visto. C. P. Goujet mantiene una posición similar en «Dissertation sur Hypatie oú l’on justifie Saint Cyrille d’Alexandrie sur la mort de cette savante», en P. Desmolets, Continuation des Mémoires de littérature et d’histoire, V, París 1749, págs. 138-191. <<

[3] Voltaire, Mélanges, Bibliothéque de la Pléiade, 152, París 1961, págs. 1104 y 1108. Sobre la filosofía del siglo XVIII véase, entre otros, P. Gau, The Enlightenment: An Interpretation, I: The Rise of Modern Paganism, Nueva York 1967. <<

[4] En Œuvres completes de Voltaire, VII: Dictionnaire philosophique, París 1835, págs. 700-701. Voltaire escribe también sobre Hipatia en el tratado De la paix perpétuelle, 1769, presentándola como «de l’ancienne religión égyptienne» e inventando una narración muy poco probable sobre su muerte. Véase R. Asmus, «Hypatia in Tradition und Dichtung», Studien zur vergleichenden Literaturgeschichte 7 (1907), págs. 26-27. <<

[5] E. Gibbon, The Decline and Fall of the Román Empire [Historia de la decadencia y ruina del Imperio romano], Londres 1898, págs. 109-110. <<

[6] M. R Lefkowitz ofrece una opinión parecida en Women in Greek Myth, Baltimore 1986, pág. 108. <<

[7] En la edición de Gotha 1807, pág. 76. <<

[8] Edgard Pich, Leconte de Lisie et sa création poetique: Poémes antiques et Poémes barbares, 1852-1874, Lille 1974, págs. 160 y ss.; Œuvres de Leconte de Lisle, Poémes antiques, París 1897, pág. 97. <<

[9] Leconte de Lisie compartía esta opinión con otros escritores y teóricos de la literatura del periodo, entre otros F. R. Chateaubriand, P. Proudhon, E. Renán, Numa-Denis Fustel de Coulanges (Pich, Leconte de Lisie, pág. 186 y ns. 83 y 86). <<

[10] Pich, Leconte de Lisle, pág. 160 n. 8. <<

[11] Ibid., pág. 165, «Le martyre d’Hypatie a été considéré comme l’une des manifestations les plus claire du fanatisme catolique». <<

[12] Œuvres de Leconte de Lisle, págs. 275-289. <<

[13] G. de Nerval, Nouvelles, I: Les Filies du feu. Angélique, 1854; reimpresión, París 1931, pág. 32: «La bibliothéque d’Alexandrie et le Serapéon, ou maison de secours, qu’en faisait parti, avaient été brulés et détruits au quatriéme siécle par les chrétiens —qui en outre massacrérent dans les rúes la célébre Hypatie, philosophe pythagoricienne». C.-P. de Lasteyrie incluyó una historia de la vida de Hipatia en Sentences de Sextius, París 1843, págs. 273-304, con el característico título de Vie d’Hypatie, femme célebre, professeur de philosophie, dans le deuxieme siecle á l’école d’Alexandrie, donde el autor hace graves acusaciones contra Cirilo. <<

[14] M. Barres, Sous Vœil des barbares, 2.ª ed., París 1904, prefacio, pág. 6. <<

[15] Ibid., pág. 13 y passim hasta pág. 58. <<

[16] Uso aquí la tercera edición, Londres 1906. <<

[17] H. von Schubert, «Hypatia von Alexandrien in Wahrheit und Dichtung», Preussische Jahrbücher 124 (1906), págs. 42-60; B. Merker, «Die historischen Quellen zu Kingsleys Román “Hypatia”», tesis doctoral, Würzburg 1909-1910; Asmus en Studien der vergleichenden Literaturgeschichte 7 (1907), págs. 30-35. Asmus también escribe sobre autores alemanes que imitan a Kingsley, págs. 35-44. El libro de Kingsley es además estudiado por S. Chitty, The Beast and the Monk. A Life of Charles Kingsley, Nueva York 1975, págs. 151-156. <<

[18] J. W. Draper, History of the Intellectual Development of Europe, Nueva York 1869, págs. 238-244. Sobre Draper véase Dictionary of Scientific Biography, IV, Nueva York 1971, págs. 181-183. <<

[19] B. Russell, History of Western Philosophy and Its Connection with Political and Social Circumstances from the Earliest Times to the Present Day, Londres 1946, pág. 387. <<

[20] El contenido de la obra y los datos sobre ella están reunidos por G. Arrigoni, «Tra le donne dell’antichitá: Considerazioni e ricognizioni», en Atti del Convegno nazionale di studi su la donna nel mondo antico, Torino, 21-23 aprile 1986, Turín 1987, págs. 68-69. <<

[21] También en la actualidad encontramos a Hipatia presentada como defensora de la fe y confundida con santa Catalina. Véase, por ejemplo, R. Richardson, The Star Lovers, Nueva York 1967, quien, al escribir sobre Hipatia en la página 173, dice que «murió defendiendo a los cristianos. Es seguida por Catalina, una joven extraordinariamente sabia de noble familia, que murió en 307 d. C. defendiendo a los cristianos». Véase el análisis más adelante en este capítulo. <<

[22] C. Pascal, «Ipazia», en Figure e caratteri (Lucrezio, L’Ecclesiaste, Seneca, Ipazia, Giosue Carducci, Giuseppe Garibaldi), Milán 1908, págs. 143-196. <<

[23] G. Pampaloni, «La poesía religiosa del Mutamento», introducción a M. Luzi, Libro di Ipazia e Il messagero, Milán 1978, pág. 14. <<

[24] Sólo voy a mencionar la referencia de Lawrence Durrell a Hipatia en El cuarteto de Alejandría. El autor canta así a su amada Alejandría en Clea: «Recorriendo una vez más con la imaginación aquellas calles, comprendía que abarcaban no sólo la historia humana, sino también toda la escala biológica de los afectos, desde los arrebolados éxtasis de Cleopatra (curioso que la vid haya sido descubierta aquí, cerca de Taposiris) hasta el fanatismo de Hipatia (mustias hojas de parra, besos de mártires)» [trad. de Matilde Home, Edhasa, Barcelona 1970]. <<

[25] A. Zitelmann, Hypatia, Weinheim y Basilea, 1989. <<

[26] Estudiado en E. Lamirande, «Hypatie, Synésios et la fin des dieux: L’histoire et la fiction», Studies in Religión (Sciences religieuses) 18 (1989), págs. 467-489. <<

[27] U. Molinaro, «A Christian Martyr in Reverse: Hypatia, 370-415 A. D.», Hypatia: A Journal of Feminist Philosophy 4 (1989), págs. 6-8. <<

[28] Véase Art in America, abril de 1980, págs. 115-126; Art International 25.7-8, septiembre-octubre de 1982, págs. 52-53. En nuestros días, una famosa estrella de películas pornográficas ha adoptado el nombre de Hipatia. <<

[29] Sócrates, HE VII. 15. <<

[30] Suda, s. v. Hypatia, 4.645.4-16 Adler = Dam., frag. 102, págs. 79.18 y 81.10 Zintzen. <<

[31] Gibbon, Decline and Fall, págs. 109-110. <<

[32] Filostorgio, HE VIII. 9. <<

[33] La carta está en Mansi, Conciliorum omnium amplissima collectio, V, Florencia 1751, col. 1007, Synodicon, cap. 216. Sobre su naturaleza apócrifa véase Hoche, págs. 452-453. La carta parece haber tenido su origen al final de la Antigüedad. <<

[34] L. Canfora, The Vanished Library, Nueva York 1990, pág. 87. <<

[35] Véase PLRE, I, págs. 657-658. Sobre Paladas véase además A. Cameron, «Palladas und Christian Polemic», Journal of Román Studies 55, 1965, págs. 17-30. <<

[36] En AP, IX, 400, Stadtmüller. <<

[37] G. Luck, «Palladas Christian or Pagan?», Harvard Studies in Classical Mitology 63 (1958), págs. 455-471. <<

[38] Suda, s. v. Panolbios, 4.21 Adler; PLRE, II, pág. 829; A. Cameron, «Wandering Poets: A Literary Movement in Byzantine Egypt», Historia 14 (1965), págs. 470-509. <<

[39] PLRE, II, págs. 401-402 y 576, Hypatia 3. <<

[40] Meyer, pág. 52. <<

[41] C. Baronius, Annales Ecclesiatici, 12 vols., 1597-1609, VII, París 1816, pág. 56 (46-47). <<

[42] G. Arnolds, Kirchen und Ketzer-Historie, I, Frankfurt 1699, págs. 229-230. <<

[43] S. Le Nain de Tillemont, Mémoires pour servir a Vhistoire écclesiastique des six premiers siecles, París 1701-1730, XIV, págs. 274-276. <<

[44] J. A. Fabricius, Bibliotheca Graeca, VIII, Hamburgo 1717, págs. 219-221; IX, Hamburgo 1719, págs. 718-719; además Egidio Menagio, Historia mulierum philosopharum, Amsterdam 1692, pág. 28. A finales del siglo XVII el sacerdote e historiador C. Fleury incluyó a Hipatia en su Histoire écclesiastique, V, 23, 25, París 1697, págs. 434-435. <<

[45] D. J. A. Schmid, De Hipparcho, duobus Theonibus doctaque Hypatia, Jena 1689. <<

[46] J. C. Wernsdorff, «De Hypatia philosopha Alexandrina», en Dissertationes, IV: De Cyrillo episcopo in causa tumultus alexandrini caedisque Hypatiae contra Gothofredum Arnoldum et Joannem Tolandum defenso, Wittemberg 1747-1748. <<

[47] A. W. Richeson, «Humanismus and History of Mathematics», G. W. Dunnington (ed.), National Mathematics Magazine 15 (1940), págs. 74-82. <<

[48] R. Jacobacci, «Women of Mathematics», Arithmetic Teacher 17.4, abril de 1970, págs. 316-324. <<

[49] M. Alic, Hypatia’s Heritage, Boston, 1986, pág. 41. También presentada en la historia de las matemáticas como matemática distinguida por T. Perl, Math Equals: Biography of Women Mathematicians and Related Activities, Menlo Park, California, 1978, págs. 13-28; M. E. Waithe (ed.), A History of Women Philosophers, La Haya 1987, págs. 169-195, recoge sin crítica opiniones viejas y nuevas sobre la erudición y la suerte de Hipatia. <<

[50] B. L. van der Waerden, Science Awakening, Nueva York 1963, pág. 290. <<

[51] M. Bernal, Black Athena: The Afroasiatic Roots of Classical Civilization, New Brunswick, NJ, 1987, págs. 121-122. <<

[52] B. Lumpkin, «Hypatia and Women’s Rights in Ancient Egypt», en Black Women in Antiquity, foumal of African Civilization § A, 1984, ed. rev. 1988, págs. 155-156. <<

[53] F. Lapatz, Lettres des Synésius. Traduit pour la premiére fois et suivies d’études sur les demiers moments de l’Hellénisme, París 1870, págs. 329-339, y Crawford, págs. 395-405, describen someramente el «cenáculo» de Hipatia pero dan cuenta de los elementos que unían a sus seguidores. Véase además C. Bizzochi, «Gl’inni filosofici di Sinesio interpretad come mistiche celebrazioni», Gregorianum 33 (1951), págs. 350-367; Lacombrade, 1951, págs. 47-71; Roques, 1989, que localiza y describe a los corresponsales de Sinesio; y Cameron, 1993, cap. 2. De los alumnos de Hipatia se ocupa de manera limitada Bregman, págs. 20-39. Otros análisis de Hipatia y Sinesio se encuentran en Hoche, págs. 436 y s.; H. Ligier, De Hypatia philosopha et eclectismi Alexandrini fine, 1879, págs. 19 y s.; S. Wolf, Hypatia die Philosophin von Alexandrien, Viena 1879, págs. 22 y s.; Meyer, págs. 14 y s.; G. Grützmacher, Synésius von Kyrene: Ein Charakterbild aus dem Untergang des Hellenentums, Leipzig 1913, págs. 23-30; J. C. Pando, The Life and Times of Synesius of Cyrene as Revealed in His Works, Washington, D. C., 1940, págs. 72 y s. <<

[54] Reunida en Garzya, 1979. Las traducciones inglesas aquí utilizadas (con algunas modificaciones) son de A. Fitzgerald, The Letters of Synésius of Cyrene, 1, Oxford 1926. Sobre estudios filológicos modernos de las cartas véase A. Garzya, Storia e interpretazione di testi bizantini: Saggi e ricerche, Variorum Reprints 28, Londres 1974, caps. 21-28; Garzya, 1979, págs. VII-LXIII. Entre los estudios dedicados al final de la Antigüedad que utilizan las cartas de Sinesio figuran Cameron, 1993; A. Cameron, «Earthquake 400», Chiron 17 (1987), págs. 343-360; y Roques, 1987 y 1989, aunque la última se presta a controversia debido a su cronología. Roques ha escrito además varios artículos: «Synésios de Cyréne et les migrations berbères vers l’Orient», Comptes rendus de l’Académie des inscriptions et belles-lettres, noviembre-diciembre de 1983, págs. 660-677; «Synésios de Cyréne et le Silphion de Cyrénaique», REG 97,1984, págs. 218-231; «L’économie de la Cyrénaique au Bas-Empire», British Archaeological Reports, ser. 236, 1985 = Cyrenaica in Antiquity, Cambridge 1983. <<

[55] Cameron, en Chiron 17 (1987), págs. 355-360, rechaza la fecha de 399-402 establecida por O. Seeck para la embajada de Sinesio, «Studien zu Synésius», Philologus 52 (1894), págs. 442-483. Roques coincide con Seeck y fija los años de estudio de Sinesio desde 390/395 hasta 398. Véase además su «La lettre 4 de Synésios de Cyréne», REG 90 (1977), págs. 263-295; Lacombrade, 1951, págs. 314-315, cree que Sinesio empezó a estudiar en 395, pero concuerda con Seeck sobre la fecha del viaje de Sinesio a Constantinopla. <<

[56] Sinesio regresó a Cirene por Alejandría, después de abandonar Constantinopla a raíz del terremoto de 400, Ep. 61. Volvió a Alejandría para una larga estancia a comienzos del siglo V después de pasar un año en Cirene; Cameron en Chiron 17 (1987), pág. 359. <<

[57] Véanse los cuadros cronológicos en Roques, 1987, pág. 451, y 1989, pág. 247. Lacombrade, 1951, págs. 131-138, ve a Sinesio en Alejandría en 402 y más tarde en 403-404. La fecha de su consagración como obispo de Tolemaida es motivo especial de controversia en los estudios sobre el tema. Véase, por ejemplo, T. D. Barnes, «When Did Synesius Become Bishop of Ptolemais?», GRBS 27.3, 1986, págs. 325-329. <<

[58] PLRE, II, 545. <<

[59] H. Druon, Etudes sur la me et les œuvres de Synésios, évéque de Ptolemais, París 1859, pág. 272, aunque procedía, como Sinesio, de Cirene; Lacombrade, 1951, pág. 53, se inclina a aceptar Egipto como su patria; Roques, 1989, pág. 87 n. 2, cree que era sirio. <<

[60] Sobre el costo de los estudios véase A. Müller, «Studentenleben im 4 Jahrhundert n. Chr.», Philologus, 23 (1910), págs. 292-317; y H. I. Marrou, Histoire de l’éducation dans l’antiquité, 6.ª ed., París 1965, págs. 305-306. <<

[61] Se citan por extenso en Ad Paeonium de dono 5, pág. 550 G; AG, apéndice, VI, pág. 74, Cougny. <<

[62] AP, IX, 577. Véase Neugebauer, 1975, II, págs. 335-336 y n. 22; anteriormente Lacombrade, 1951, págs. 56-57. En Ep. 141 Sinesio menciona además poemas yámbicos que ha enviado a su amigo, pidiéndole que se los devuelva. Se trata, probablemente, de poemas que no son suyos sino de otro autor que a Sinesio le gusta y cuyos versos copia. <<

[63] PLRE, II, 336, Cyrus 1 y 7. Sobre Ciro de Panópolis véase Chuvin, págs. 93-94,122. Coincido con Haas, pág. 256. Aunque el nombre Ciro era frecuente entonces, nos encontramos en este caso con el reducido círculo de la elite intelectual. <<

[64] Véase Cameron en Historia 14 (1965), págs. 470-509; G. W. Bowersock, Hellenism in Late Antiquity, Ann Arbor 1990, págs. 4, 43. <<

[65] PLRE, II, 816-817, Paeonius 1; ibid., págs. 1013-1014, Simplicius 2. Sobre ese comes, al que se identifica de ordinario con Peonio, véase, por ejemplo, Fitzgerald, Letters of Synesius, I, pág. 186; Lacombrade, 1951, pág. 123; Roques, 1987, págs. 221-222, 227-228, y 1989, págs. 75-84, 93-94; Garzya, 1989, pág. 354; Cameron, 1993, págs. 84-91. Roques señala a Simplicio, comes et magister utriusque militiae per Orientem, quien en 398-399 estaba reorganizando el mando militar en Libia y estableció el puesto de dux Libyarum. Cameron ha reunido y clasificado los debates publicados hasta el momento sobre ese comes. <<

[66] PLRE, II, 800-801, Olympius 1; Roques, 1989, págs. 105-115. En esta carta, Ep. 140, Sinesio describe a Olimpio como muy partidario de caballos y flechas. <<

[67] Con tal de que aceptemos la fecha de la carta tal como proponen Garzya, 1979, pág. 163, y Roques, 1987, pág. 452. <<

[68] PLRE, II, 1111; sobre la ascendencia de Teótimo de Cirene, véase D. T. Runia, «Another Wandering Poet», Historia 28 (1979), págs. 254-256; Cameron en Historia 14 (1965), págs. 476-477, 505. <<

[69] PLRE, II, 553, Hesychius 5; Lacombrade, 1951, págs. 50-51; Roques, 1987, págs. 166, 206-212, 322-333, mantiene que Hesiquio no sólo era miembro de los curiales de Cirene sino, además, defensor civitatis desde 407 (o 412) y libiarca, es decir, sacerdote principal de la provincia de Pentápolis hacia 400. Afirma, por añadidura, que la hermosa casa, muy lujosa, adornada con mosaicos cristianos, encontrada en el centro de Cirene durante las excavaciones arqueológicas, pertenecía a este Hesiquio, compañero de Sinesio. Cameron, 1993, págs. 17-18, duda de la conexión de Hesiquio con Cirene, y cree que la casa en cuestión era propiedad de la familia del padre de Sinesio, cuyo nombre era también Hesiquio. <<

[70] PLRE, II, 442; Roques, 1989, analiza las cartas de Euoptio, págs. 161-196. <<

[71] Que Euoptio empezó a estudiar en Alejandría después que su hermano queda probado en Ep. 53, en la que Sinesio le describe su primer viaje a Alejandría, probablemente para estudiar, en los años noventa del siglo IV. Véase además Lacombrade, 1951, pág. 54 y n. 49. <<

[72] Véase Garzya, 1989, pág. 238 n. 5. Se nos recuerda aquí la opinión de Pitágoras de que los amigos lo comparten todo y que amistad significa igualdad (D. L. VIII. 1.10). Repite el ejemplo mencionado en Ep. 93 y en Ep. 131 a Pilemenes, un amigo de Constantinopla. <<

[73] PLRE, II, 422, y Roques, 1987, págs. 340 y 363. <<

[74] En esta carta Sinesio utiliza el término to syntrophos, que significa «compañero de juegos infantil» (véase LSJ). Fitzgerald, Letters of Synésius, I, pág. 109, traduce el término como «nuestro antiguo vecino»; Garzya, 1989, pág. 159, prefiere «nostro vecchio compagno». <<

[75] PLRE, I, 908 (¿quizás Theotecnus 3?). <<

[76] PLRE, II, 176. H. Rabe recogió fragmentos de sus escritos, «Aus Rhetoren Handschriften», Rheinisches Museum für Philologie 62 (1907), págs. 586-590. <<

[77] PLRE, II, 1099, Theodosius 3. Compárese también R. A. Koster, Guardians of Language: The Grammarian and Society in Late Antiquity, Berkeley 1988, pág. 366. <<

[78] Garzya, 1979, pág. 289; Roques, 1989, págs. 230-231, mantiene que no se puede decir nada más sobre esta persona. <<

[79] Dam., frag. 102, pág. 79.14-15 Zintzen. <<

[80] PLRE, II, 810-811, Orestes 1. <<

[81] HE VII. 15. <<

[82] Ibi., 14. <<

[83] Chron. 84.87-88, pág. 100 Charles. Zintzen, pág. 79.14, afirma que el término archontes se refiere a Orestes, el prefecto de Egipto. Haas, pág. 256, lee así la frase de Damascio: «Era incluso habitual que los magistrados recién elegidos le hicieran una visita de cortesía al tomar posesión de su cargo»; Rougé, 1990, pág. 499, piensa, siguiendo a Sócrates, que este fragmento se refiere, en cambio, a frecuentes reuniones rutinarias con funcionarios de menor categoría. <<

[84] Rist, pág. 216 y n. 12. <<

[85] Véase nota 65. Peonio, a quien Sinesio conoció en Constantinopla, Ep. 154, era otro de aquellos comes. <<

[86] PLRE, II, 858, Pentadius 1; Roques, 1989, págs. 223-224. <<

[87] PLRE, II, 531, Heliodorus 2; Garzya, 1979, pág. 291. <<

[88] Roques, 1987, pág. 171, y 1989, pág. 227. <<

[89] La neutralidad de la escuela alejandrina fue subrayada por K. Praechter en F. Uberweg, Grundriss der Geschichte der Philosophie, I, K. Praechter (ed.), Basilea 1953, pág. 635. La tradición de tolerancia se mantuvo hasta la época de Eneas de Gaza y Juan Filopono. Véase, entre otros, H. I. Marrou, «Synesius of Cyrene and Alexan-drian Neoplatonism», en The Conflict between Paganism and Christianity in the Fourth Century, Oxford 1963, pág. 140; R. T. Wallis, Neoplatonism, Londres 1972, pág. 139; Haas, pág. 226 y s. <<

[90] Sobre Isidoro de Pelusio véase A. Bouvy, De S. Isidoro Pelosiota libri tres, Nimes 1884, págs. 11 y s.; L. Bayer, Isidors von Pelusium, Paderborn 1915; P. Evieux, «Isidore de Péluse», Recherches de Sciences religieuses 64.3 (1976), págs. 321-340. <<

[91] Crawford, págs. 415, 515-516, donde encontramos además la traducción de las cuatro cartas de Isidoro. Se trata de Epp. I, 232, 241, 418, 483 = PG 78, 330C, 350B, 416B, 446B. La Ep. 241 se ocupa de arríanos y eunomianos, es decir, el mismo tema del que Sinesio se ocupó en Ep. 44 a Olimpio. Evieux, «Isidore de Péluse», pág. 326, señala que otro de los corresponsales de Isidoro es Olimpio, que podría ser el amigo de Sinesio con ese nombre. <<

[92] Lacombrade, 1951, págs. 54-55, 63. <<

[93] Garzya, 1989, págs. 347 n. 5, 350 n. 3, 564 n. 27, 568 n. 53. Roques, 1987, pág. 303, no consigue identificar al último san Isidoro entre los alumnos de Hipatia. <<

[94] Crawford, pág. 582 (índice), compara fragmentos similares que se dan en ambas colecciones; las págs. 185-186 son especialmente interesantes. Bregman, pág. 24 y n. 26, se hace eco de la opinión de Crawford y Lacombrade. Marrou, «Synesius of Cyrene and Alexandrian Platonism», pág. 140, comparte con reservas la opinión de Lacombrade. <<

[95] G. Redi, «Isidor von Pelusium», Zeitschrift für Kirchengeschichte 47.2 (1928), págs. 325-332. <<

[96] Ep. II, 215 = PG 78, 656-657. <<

[97] Chron. 84.88, pág. 101 Charles. <<

[98] A la luz de estos hallazgos, la anécdota relatada por Juan Mosco en El Prado (208-209 Maisonno) produce cierta sorpresa. Cuenta que durante su estancia en Alejandría oyó relatar cómo Sinesio habría convertido al cristianismo al filósofo Evagrio, antiguo condiscípulo suyo. Sinesio, al parecer, se lo encontró en Cirene cuando ya era obispo; véase Fowden, 1979, pág. 189, que considera esta noticia como pura ficción. <<

[99] Cameron, 1993, págs. 15-41, subraya mucho que Sinesio era cristiano por nacimiento y que nunca dejó de serlo. Roques es de la misma opinión. Lacombrade, 1951, págs. 63, 274-275; Marrou, «La “conversión” de Synésios», REG 65, 1952, págs. 474-484; y Bregman, págs. 19, 39, no están de acuerdo. Estos autores no sitúan la «conversión» de Sinesio antes de su misión diplomática en Constantinopla. En su opinión Sinesio poseía una inclinación religiosa profundamente enraizada que fue gradualmente convirtiéndose en cristianismo pleno hasta su elevación al episcopado. <<

[100] PLRE, II, 1049; y Lacombrade, 1951, págs. 210-212, fechan la consagración en 411, como hace J. H. W. G. Liebeschüetz, Barbarians and Bishops: Army, Church and State in the Age of Arcadius and Chrysostom, Oxford 1990, pág. 232. Como ya se ha mencionado, Bames, en GRBS 27.3 (1986), acepta 407, fecha sorprendentemente temprana. Roques, 1987, págs. 301-317, defiende que Sinesio fue bautizado durante una visita a Alejandría en la Pascua de 404 y se le eligió obispo el 1 de enero de 412. Cameron, 1993, pág. 21 y n. 35, mantiene que se convirtió en obispo de Tolemaida en 410. Liebeschüetz analiza el debate sobre la cuestión hasta 1986, «Why Did Synésius Become Bishop of Ptolemais?», Byzantion 56 (1986), págs. 180-195. Sobre el bautismo de Sinesio véase Cameron, 1993, págs. 29-37. <<

[101] Por ejemplo, E. R. Hardy, Christian Egypt: Church and People, Christianity, and Nationalism in the Patriarchate of Alexandria, Nueva York y Oxford 1952, págs. 85 y ss. Rougé, 1990, pág. 487, valora más críticamente la conducta de Teófilo. <<

[102] «El divino Platón en particular ejerció lo que casi llegaba a ser un monopolio intelectual de la Antigüedad tardía. Fuera cual fuese la interpretación de sus doctrinas, la autoridad de su nombre era absoluta», escribe Fowden, el mejor especialista sobre los círculos filosóficos de la Antigüedad tardía; «The Platonist Philosopher and His Circle in Late Antiquity», Philosophia 7 (1977), págs. 360-361. <<

[103] La divinidad del filósofo constituye un elemento básico en las biografías de los filósofos del platonismo tardío. Todos son «hombres de Dios», porque sólo un «hombre santo» puede ser ya filósofo. Por esa razón a los filósofos de este periodo, además de Plotino y Porfirio, se los denomina sacerdotes. Véase P. Athanassiadi-Fowden, Julián and Hellenism: An Intellectual Biography, Oxford 1981, págs. 181-182; G. Fowden, «The Pagan Holy Man in Late Antique Society», JHS 102 (1982), págs. 34-37 y n. 33. Fowden, 1979, pássim, estudia este tipo de filósofo y sacerdote en el siglo IV. De la. misma manera que Sinesio llama a Hipatia thnos (santa) o tháotatos (santísima), el emperador Juliano hace lo mismo con Jámblico y Pitágoras: por ejemplo, Julián, Epistulae, Leges, Poemata, Fragmenta, J. Bidez y F. Cumont (eds.), París 1922, pág. 12, Ep. 4, pág. 15.14, donde a Jámblico se le llama de la misma manera que a Platón y a Pitágoras, y 98, Ep. 27, pág. 158.18. Eunapio define a Sosipatra con los mismos términos en VS VI. 9.3, 8. Cameron, 1993, págs. 51-52, supone que Eunapio podría haber tenido presente a Hipatia al describir a Sosipatra. Cameron sigue la sugerencia de Penella, págs. 61-62. <<

[104] En las fuentes el término «guía» (kathegetes) se aplica a filósofos como Porfirio, Jámblico, Temistio y Damascio. La explicación de su significado se puede encontrar en Athanassiadi-Fowden, Julián and Hellenism, pág. 34 y n. 96. El emperador Juliano otorgó ese nombre a su preceptor Máximo de Efeso, ibid., pág. 185. Rist, págs. 218-219 y n. 22, afirma que Hierocles, el primer filósofo neoplatónico importante de Alejandría en el siglo V, llamaba kathegetes a su maestro Plutarco. <<

[105] Orígenes III, pág. 35 Foerster. El término choros para describir a los discípulos de un maestro era bastante común en los siglos IV y V. Véase Fowden, 1979, pág. 79. Por ejemplo, en Vita Isidori, Dam., frag. 124, pág. 107 Zintzen. A los filósofos atenienses admiradores de las virtudes de Edesia se les llama choros ton philosophon, y a su jefe ho koryphaios Proklos. <<

[106] Sobre esta metáfora platónica véase Lacombrade, 1951, pág. 60; y Bregman, pág. 26 n. 32. Tanto Lacombrade, págs. 47-63, como Bregman, págs. 24-29, tratan de reconstruir las enseñanzas de Hipatia de manera general (Bregman algo mejor que Lacombrade). <<

[107] Porfirio, Vita Plotini 2.25-27; sobre este tema véase Bregman, pág. 26. <<

[108] Sobre el uso de este término por Sinesio véase Bizzochi en Gregorianum 33 (1951), págs. 358-362. Se trata de un concepto amplio, utilizado de ordinario para dilucidar la elevación teúrgica en los Oráculos Caldeos; H. Lewy, The Chaldean Oracles and Theurgy, París 1978, págs. 177-226, 487-489. Sinesio además aplica la variante agoge, Dion 9. <<

[109] Todos los neoplatónicos se esfuerzan por alcanzar la meta última del filosofar. Fowden, 1979, pág. 11, define el camino filosófico de Plotino como «una clara visión del Uno». Véase Eneadas, 1.6 y 7. <<

[110] Dam., frag. 102, pág. 77.15-17 Zintzen. <<

[111] Ibid., versos 11-13 Zintzen. <<

[112] Cameron, 1993, pág. 44. En esta versión Hipatia se muestra más bien como pitagórica, al ver la música en combinación con las matemáticas como medio beneficioso para la armonía del alma. Compárese con W. K. C. Guthrie, A History of Greek Philosophy, I, Cambridge 1962, págs. 306 y ss. En De música, 1145B, Plutarco estudia la gran importancia que Pitágoras atribuía a la música y a su efecto racionalizador. Compárese sobre este tema Dam., Epit. Phot. 127 y notas, pág. 170 Zintzen; también Garzya, 1989, pág. 710 n. 103. <<

[113] Eso es, por ejemplo, lo que hace D. Shanzer, al citar instancias similares de la conducta de mujeres que profesaban la filosofía cínica (aunque nunca hasta grado tan extremo); «Merely a Cynic Gesture», Rivista di filología e istruzione classica 113 (1985), págs. 61-66. Asmus ha recogido también ejemplos parecidos en Studien zur verleichenden Literaturgeschichte 7 (1907), págs. 15-16; G. Bigoni, «Ipazia Alessandrina», Atti del Istituto Veneto di scienze, lettere ed arti 5, ser. 6 (1886-1887) págs. 505-506; Lacombrade, 1951, pág. 45 y n. 42; Cameron, 1993, págs. 43-44, 60-61. Sosipatra también ahuyenta a los pretendientes: Eunapio, VS VI. 9.3-13. <<

[114] Sócrates, al rechazar a Alcibíades, afirma que debe descubrir en él la belleza invisible, «y si al intentarlo estás buscando un intercambio mutuo de belleza por belleza, no es poca la ventaja con la que cuentas: tratas de lograr lo verdadero a cambio de supuestas bellezas, ¡estás planeando conseguir la vieja ganga de obtener oro a cambio de bronce!». Y añade: «Recuerda que la visión intelectual empieza a agudizarse cuando la corporal declina; pero todavía te falta mucho para que llegue ese momento»; Banquete 218E. <<

[115] Plotino, Eneadas 1.6.8. <<

[116] Dam., frag. 102, pág. 77.7-8 Zintzen. Esto coincide con la división/clasificación en La ética a Nicómaco, 1103a6-7, que asigna la sofrosine a virtudes relacionadas con la vida activa, política (compárese H. North, Sophrosyne. Self-Knowledge and Self-Restraint in Greek Literature, Ithaca 1965, págs. 200-205). <<

[117] Sobre el concepto de sofrosine en la filosofía griega tardía, véase North, Sophrosyne, págs. 231-257; en la literatura bizantina, R. Elwin Lindahl, Jr., «A Study of Sophrosyne in Non-Theological Byzantine Literature» (tesis doctoral, Tulane University 1971). <<

[118] Casiodoro, Hist. Eccl. Trip. XI. 12; Nicéforo Calisto, Eccl. Hist. XIV. 16., págs. 469-470. <<

[119] Véase Garzya, 1989, págs. 340 n. 4 y 341 n. 6. Lo que preocupa aquí a Sinesio es el canon de las virtudes cardinales y su desarrollo junto con el proceso de la elevación del alma. Sinesio hace uso de la clasificación de las virtudes cardinales introducida por Porfirio, Sententiae 32, págs. 22-35 Lamberz; North, Sophrosyne, págs. 239-240, muestra las diferentes definiciones y denominaciones de las etapas según el filósofo neoplatónico. <<

[120] La virginidad de Hipatia la sitúa más cerca de las cristianas piadosas que de las paganas, quienes, de ordinario, se casaban. Sobre la virginidad griega, romana y cristiana véase Peter Brown, The Body and Society: Men, Women, and Sexual Renunciation in Early Christianity, Boston 1988, págs. 8-9, 260-263, 276-277. Este problema se analiza además en numerosos estudios de mujeres, por ejemplo E. Clark, Ascetic Piety and Women’s Faith, Lewiston 1986. Sobre la idea neoplatónica de sofrosine junto con katharotes (castidad) y hagneia (santidad) véase North, Sophrosyne, págs. 30-31, 236-242. Véase además Hazel E. Bames, «Katharsis in the Enneads of Plotinus», Transactions and Proceedings of the American Philological Association 73 (1942), págs. 358-382. <<

[121] Ad Paeonium 4, pág. 544 Garzya. <<

[122] Suda, s. v. Hypatia, allí citada, reconstruida tomando como base a Hesiquio. Véase capítulo III. <<

[123] Fowden en Philosophia 7 (1977), págs. 380-382; de la misma manera que todos los filósofos conocidos también enseñaban matemáticas, Cameron, 1991, pág. 87 n. 200; sobre el renacimiento de la filosofía pitagórica y las matemáticas véase D. O’Meara, Pythagoras Rernved: Mathematics and Philosophy in Late Antiquity, Oxford 1989. <<

[124] Dam., Epit. Phot. 164, pág. 218 Zintzen. <<

[125] En general no se sabe mucho sobre la filosofía del siglo IV en Alejandría. Sobre este tema véase Fowden, 1979, págs. 301-304. Sobre los otros dos filósofos, Olimpio y Antonino, contemporáneos de Hipatia, véase el capítulo III. Sobre el neoplatonismo alejandrino véase I. Hadot, Le problème du Néoplatonisme Alexandrin: Hieroclés et Simplicius, París 1978; y N. Aujoulat, Le Néoplatonisme Alexandrin, Leiden 1986. <<

[126] Compárese con Fowden en Philosophia 7 (1977), pág. 359. <<

[127] Meyer, pág. V; Hoche, pág. 442; Lacombrade, 1951, pág. 44 y n. 37; Marrou, «Synesius of Cyrene and Alexandrian Neoplatonism», pág. 134; Rist, pág. 210; E. Evrard en REG 90, 1977, págs. 69-74; Haas, pág. 276 n. 169. <<

[128] Véase, entre otros, Evrard en REG 90, 1977, págs. 71-72; Chuvin, pág. 86. Cameron recoge el debate sobre el tema, 1993, págs. 4345. El razonamiento ha encontrado apoyo en el relato sobre un joven estudiante enamorado de Hipatia; al relato se le ha dado a veces un carácter cínico (Shanzer, «Merely a Cynic Gesture», págs. 62 y s.). <<

[129] Cameron, 1993, págs. 27-28, 56-57, 63 y ss. Sobre el tribon, o manto filosófico, véase LSJ. Lo llevaron Sócrates, los espartanos, los estoicos, los cínicos, y el círculo de Amonio Sacas, Fowden en Philosophia 7 (1977), pág. 369. <<

[130] Haas, pág. 226, menciona tales locales excavados en Kom-el-Dikka. <<

[131] Penella, pág. 48 n. 24. <<

[132] Compárese Garzya, 1979, pág. 348 n. 7. Sobre la importancia del tetractys pitagórico véase Guthrie, History of Greek Philosophy, págs. 213, 225; O’Meara, Pythagorus Revived, pág. 17; y Lacombrade, 1951, pág. 47. <<

[133] Plotino, Eneadas VI. 9-11. En Vita Plotini 3 Porfirio narra que Plotino, su compañero Herenio y Orígenes, el pagano, decidieron mantener secreta la filosofía que Amonio les enseñó, pero rompieron su promesa. <<

[134] Filóstrato, Vita Apollonii I, 1. <<

[135] Hipatia utiliza de nuevo una expresión platónica; compárese La república I, 343C. <<

[136] Sobre la crítica de filósofos y monjes en Dion véase Cameron, 1993, págs. 62-69; A. Garzya, «Il Dione de Sinesio nel quadro del dibattito culturale del IV secolo», Rivista di filología e istruzione classica 100 (1972), págs. 32-45; R. Lizzi, «Ascetismo e predicanzione urbana nell’Egitto del V secolo», Atti dell’Istituto Veneto di scienze, lettere ed arti 141 (1982-1983), págs. 139-145. <<

[137] Cameron, 1993, págs. 50-51, recoge todos los debates existentes sobre el tema así como los relacionados con la llamada escuela de Alejandría. Fowden es de parecida opinión en Classical Philology 80 (1985), págs. 283-284 (recensión del libro de Bregman sobre Sinesio) y en The Egyptian Hermes: A Historical Approach lo the Late Pagan Mind, Cambridge 1986, págs. 179-182. <<

[138] Ibid., pág. 51; sobre Antonino véase el capítulo III. <<

[139] Vita Procli 28, pág. 84 Masullo. <<

[140] Mi afirmación está basada en una búsqueda por ordenador IBYCUS del texto, que llevé a cabo en el Centro de Estudios Helénicos de Washington con la amable ayuda de Zeph Siewart, entonces director del Centro. Términos como kathegemon, choros, orgia, y anagoge se repiten de Porfirio a Marino. Los atributos, conducta, valores y actitudes del «hombre divino» en las biografías neoplatónicas han sido reunidos y analizados por P. Cox, Biography in Late Antiquity: A Quest for the Holy Man, Berkeley 1983; también S. L. Karren, «Near Eastern Culture and Hellenic Paideia in Damascius’ Life of Isidore», tesis doctoral, University of Wisconsin 1978. <<

[141] Sobre lo que se leía en círculos neoplatónicos véase M.-O. Goulet-Cazé, «L’arriére — plan scolaire de la Vie de Plotin», en Porphyre, La Vie de Plotin, I, París 1982, págs. 259-273. <<

[142] La dependencia de la filosofía de Sinesio de los dogmas y opiniones de los Oráculos Caldeos es analizada por W. Theiler, Die chaldaischen Orakel und die Hymnen des Synésios, Halle 1942; U. von Wilamowitz Moellendorf, Die Hymnen des Proklos und Synesios, SPAW.PH 1907/1, págs. 271-295 = Kleine Schriften, Berlín 1941, II, págs. 163-191; E. des Places (ed.), Oracles Chaldaiques, París 1971, págs. 31-41; Lewy, The Chaldean Oracles, págs. 118, 161 y s., 203 y n. 114, 343 y s., 358, 476; S. Vollenweider, Neuplatonische und christliche Theologie bei Synésios von Kyrene, Góttingen 1985, págs. 14, 50 y s., 105 y ss., 189 y ss. Sobre referencias a los Oráculos Caldeos en De insomniis véase R. V. Kissling, «The Oxhema-Pneuma of the Neoplatonists and the De Insomniis of Synésius of Cyrene», American Journal of Philology 43 (1922), págs. 318-330. <<

[143] La popularidad de los textos platónicos en la época de Hipatia se pone de manifiesto por su presencia en la literatura gnóstica de la biblioteca descubierta en Nag Hammadi; L. Painchaud, «Fragment de la République de Platón», en Bibliothéque Copte de Nag Hammadi, sección «Textes» 11, Quebec 1983, págs. 109-161. Véase además O. Montevecchi, La papirologia, Roma 1973, pág. 354. <<

[144] Sobre hermetismo en Sinesio compárese Bizzochi en Gregorianum 33 (1951), págs. 368-381. Fowden señala las conexiones de Sinesio con el hermetismo en Classical Philology 80 (1985), págs. 283-284, y The Egyptian Hermes, pág. 179; igualmente Cameron, 1993, págs. 52-53. <<

[145] Cameron, 1993, cap. VII, 5 y 6. <<

[146] Ibid., pág. 107. <<

[147] Sobre la escuela de Jámblico y el método teúrgico de filosofía véase P. Boyancé, «Theurgie et télestique néoplatoniciennes», Revue de l’histoire des religions 147 (1955), págs. 189-209; L. W. Leadbeater, «Aspects of the Philosophical Priesthood in Iamblichus “De Mysteriis”», Classical Bulletin 47 (1970), págs. 89-92; E. des Places (ed.), Oracles Chaldaiques, págs. 12-18, y «La religión de Jamblique», en Jamblique á Proclus, Entretiens sur l’Antiquité Classique XXI (1974), págs. 78-94; Lewy, The Chaldean Oracles, págs. 27-57, 259-309; Athanassiadi-Fowden, Julián and Hellenism, págs. 31 y ss. <<

[148] Bizzochi en Gregorianum 33 (1951). <<

[149] C. Lacombrade (ed. y trad.), Synésios de Cyréne, Hymnes, París 1978, págs. 77-78, 98-99. Para un análisis del Himno IX véase Bregman, págs. 29-40, que concluye así su examen de los estudios de Sinesio con Hipatia. <<

[150] Compárese con Cameron, 1993, págs. 30 y ss. <<

[151] Eusebio de Cesarea, Praeparatio Evangélica IV. 13; M. Dzielska, Apollonius of Tyana in Legend and History, Roma 1986, págs. 138, 140. <<

[152] Véase Fowden en Phibsophia 7 (1977 y 1979). Para información sobre círculos filosóficos jámblicos del helenismo tardío véase Penella. <<

[153] Así es como se ha interpretado Dam., frag. 102, pág. 79.14-15 Zintzen. Véase, por ejemplo, H. Druon, Etudes sur la vie et les œuvres de Synésios, évêque de Ptolémais, París 1859, pág. 10; Bigoni en Atti del’Istituto Veneto di scienze, lettere ed arti 5, ser. 6 (1886-1887), págs. 502-503. <<

[154] Haas es el autor de la monografía más útil sobre la Alejandría de Hipatia. Incluye una bibliografía exhaustiva sobre la historia de la ciudad, págs. 327-353. Sobre la arquitectura de la parte romana tardía de la ciudad véase M. Rodziewicz, Les habitations romaines tardives d’Alexandrie á la lumiere des fouillies polonaise a Kom-el-Dikka, III, Varsovia 1984. <<

[155] La tendencia de los habitantes de la ciudad a los alborotos ha sido debatida tanto por autores antiguos como contemporáneos. Así para Durrell, Alejandría es siempre un abismo de contradicción: «Alejandría, princesa y ramera. La ciudad real y el anus mundi»; Clea, 1986, pág. 700. En otro lugar escribe: «Hay que tratar de reconciliar dos extremos de costumbres y comportamientos que no obedecen a la disposición intelectual de los habitantes, sino a su suelo, aire, paisajes. Me refiero a la sensualidad extrema y al ascetismo intelectual»; Justine, 1986, pág. 83. <<

[156] Véase Hoche, pág. 440 y n. 22; Meyer, pág. 8. <<

[157] Así Hipateia aparece como nombre en papiros en F. Preisigke, Namenbuch, Heidelberg 1922, col. 451, anotación; en otro papiro, sin embargo, el nombre aparece con más frecuencia como Hipatia, en D. Foraboschi, Onomasticon Alterum Papyrologicum, Supp. al. Namenbuch di F. Preisigke, Milán 1971, pág. 325 = Testi e Documenti per lo Studio dell’Antichitá 16, seria papirologica 2. El nombre aparece además en inscripciones; véase V. Langlois, Inscriptions grecques romaines, byzantines et arméniennes de la Cilicie, París 1854, pág. 11, n. 24. Hipatia era un nombre tradicional en la familia de san Filareto de Paflagonia; M.-H. Fourmy y M. Leroy, «La vie de S. Philarète», Byzantion 9.1 (1934), pág. 140. Una Hipatia fundó un convento en Constantinopla; La géographie ecclésiastique de l’empire Byzantine, 1.3: Les églises et les monastéres, R. Jauin (ed.), París 1953, pág. 506. Esta podría haber sido la piadosa donante Hipatia (estudiada en las Fuentes) o la Hipatia (2) de PLRE II, pág. 576. En la Historia Ecclesiastica del Pseudo-Zacarías también se nos informa de otra Hipatia piadosa (anteriormente pagana) en Siria (en Camuliana) que en el siglo VI fundó una iglesia para venerar la imagen milagrosa de Jesucristo; Pseudo-Zacarías, Historia Ecclesiastica, E. W. Brooks (ed.), II, pág. 199, 1.6. <<

[158] Byzantina Historia 8.3,1, 294 Bonn. <<

[159] Επιτἀφιοιι λδϒοι A. 85. Μξσαιωυικἡ βιβλιοϴἡκη 5, 59, K. N. Sathas (ed.), París 1876. Nicéforo Gregoras imitó sin duda a Pselo. Compárese K. Krumbacher, Geschichte der byzantinischen Literature, Munich 18972, pág. 504. <<

[160] Hoche, pág. 439; Meyer, pág. 9; K. Praechter en RE 1914, col. 242; Rist, pág. 215; Evrard en REG 90, 1977, pág. 69; V. Lambropoulou en Hypatia 1, 1984, pág. 4; y otros. En la actualidad, Cameron, 1993, pág. 52, también se inclina por la fecha tradicional. <<

[161] Suda, s. v. Hypatia, 4.644.3 Adler = Hesychius, Onomatologus, pág. 219 Flach. <<

[162] Chronogr. XIV. <<

[163] S. Wolf, Hypatia die Philosophin von Alexandrien, Viena 1879, pág. 12. Esta opinión la comparten R. Volkmann, Synesius von Cyrene, Berlín 1869, pág. 252; A. Gardner, Synesius of Cyrene, Philosopher and Bishop, Londres 1886; el popular artículo de J. Mc-Cabe en The Critic 43 (1903), que le atribuye cincuenta y cinco años en el momento de su muerte; y Lacombrade, 1951, pág. 39. <<

[164] Penella, págs. 126-129. Filostorgio, HE VIII. 9, pág. 11 Bidez, que sitúa la vida de Hipatia durante los reinados de Valentiniano y Valente, es probable que tenga en mente sus estudios con Teón. Este argumento apoya mi suposición de que Hipatia vino al mundo antes de 370. <<

[165] Roques, 1989, págs. 21-36, ha estudiado todos los debates sobre la fecha de nacimiento de Sinesio. <<

[166] Cameron, 1993, pág. 15 y n. 1. <<

[167] Suda, s. v. Theon, 2.702.9-15 Adler. <<

[168] Chronogr. XIII, pág. 343 Bonn. <<

[169] Compárese A. Tihon, Le «Petit Commentaire» de Théon d’Alexandrie aux tables fáciles de Ptolemée, Vaticano, 1978, pág. 1 n. 3; G. J. Toomer, Ptolemy’s Almagest, Londres 1984, págs. 652-655. <<

[170] Por ejemplo, Fowden, 1979, pág. 179, establece las fechas de la vida de Teón hacia 300/340-400. <<

[171] Suda, s. v. Pappos, 4.26.4 Adler, y Theon; además PLRE, I, 667. <<

[172] Sobre la colaboración de Papo y Teón en el contexto de la cronología de su vida véase A. Rome, Commentaires de Pappus et de Théon d’Alexandrie sur l’Almagest, 3 vols., Vaticano 1931-1943; reimpresión, 1967,I, V-XX; Neugebauer, 1975,I, 5 y II, págs. 965-966; Toomer, Ptolemy’s Almagest, pág. 2. <<

[173] Todos los estudiosos señalan que Teón fue el último miembro del Museo. Compárese con Lacombrade en Bulletin de la Societé Toulousaine d’études classiques 166 (1972), pág. 10; Fowden, 1979, pág. 190 n. 5; N. G. Wilson, Scholars of Byzantium, Londres 1983, pág. 42; Oxford Dictionary of Byzantium, 1991. <<

[174] A partir de Aristóteles las matemáticas se consideraban parte de la filosofía teórica. Véase J. L. Heiberg, Geschichte der Mathematik und Naturwissenschaften in Altertum, Munich 1925, págs. 60 y s.; H. Hunger, Die hochsprachliche profane Literatur der Byzantiner, Munich 1978, págs. 222-229; Fowden 1979, págs. 63-64, 179; Toomer, Ptolemy’s Almagest, pág. 35; I. Hadot, Arts libéraux et philosophies dans la pensée antique, París 1984, págs. 216 n. 3, 252-261. A. Wadberg es quien mejor demuestra la conexión entre matemáticas y filosofía en la Antigüedad; A History of Philosophy, r. Antiquity and the Middle Ages, Oxford 1982. <<

[175] Sócrates, HE VII. 15; Hesiquio en Suda, s. v. Hypatia 4, 644.1-2 Adler; Teófanes, Chronogr. 1, pág. 82.16 Bonn; Malalas, Chronogr. XIII, pág. 343.10 Bonn. El Teón alejandrino también ha sido confundido con Teón de Esmima, filósofo de comienzos del siglo II que combinaba los estudios platónicos con las matemáticas; J. Dillon, The Middle Platonists, 80 B. C. to A. D. 220, Nueva York 1977, págs. 397-399; Neugebauer, 1975, II, págs. 949-950. <<

[176] Compárese CCAG 53, págs. 50.20, frag. 177 Heeg, 127.11-16, frag. 171 Heeg, 128.15-18. <<

[177] Para las obras de Teón véase Thesaurus Linguae Graecae: Canon of Greek Authors and Works, 2.ª ed., Nueva York y Oxford 1986, 311/2033; también K. Ziegler, «Theon 15», REv, A.2, 1934, págs. 2078-2079; G. J. Toomer, Dictionary of Scientific Biography, XIII (1976), pág. 322; Oxford Dictionary of Byzantium, 1991. <<

[178] Elements, en Euclidis Opera Omnia, J. L. Heiberg et ai (eds.), V, Leipzig 1896, págs. XXXII-XLIX; Optics, Catoptrics, VII, Leipzig, 1895, págs. XLIXL se afirma que Teón fue además el editor de Catoptrics, o Mirrors, del Pseudo-Euclides. Sobre las ediciones de Euclides obra de Teón, véase también Heiberg, Geschichte der Mathematik, págs. 15-16, 20 y s., 44, 75, 78; Neugebauer, 1975, II, pág. 893; Tihon, 1978,1; Cameron, 1993, págs. 45-50. <<

[179] Rome, Commentaires de Pappus et de Théon, I, V y ss.; Neugebauer, 1975, II, pág. 838, ns. 16 y 17. <<

[180] Compárese Mogenet, 1985; Tihon, 1978. <<

[181] Mogenet, 1985, págs. 70, 213. <<

[182] Rome, Commentaires de Pappus et de Théon, II, pág. 317; Tihon, 1978, pág. 199; Mogenet, 1985, pág. 218 y n. 15. <<

[183] Incluso en la actualidad, Mogenet, 1985, pág. 218, no está seguro sobre si considerarlo alumno o hijo de Teón. <<

[184] Por ejemplo, en pseudoepígrafes orientales, véase Dzielska, Apollonius of Tyana, págs. 113-115. Esta forma se utilizaba de manera indistinta con pais; véase LSJ, s. v. teknon. Ya en Homero una persona de más edad se dirige a otra más joven como phile teknon. El astrólogo Pablo de Alejandría, al dedicar su manual de astronomía a su alumno Cronammon, se dirige a él como phile pai kronommon y luego afirma que pais ha editado la obra con él; J. A. Fabricius, Bibliotheca Graeca, IV, Hamburgo 1745, pág. 139. <<

[185] Rome, Commentaires de Pappus et de Théon, III, pág. 807. <<

[186] Sobre la recepción de los escritos de Teón véase J. Lippert, Studien auf dem Gebiete der griechisch-arabischen Übersetzungs Uteratur, Braunschweig 1894, págs. 539 y s.; Neugebauer, 1975, I, pág. 838; Oxford Dictionary of Byzantium, s. v. Theon. <<

[187] Suda, s. v. Hypatia, 4.644.4-5 Adler. <<

[188] T. Perl, Math Equals: Biography of Women Mathematicians and Related Activities, Menlo Park, California, 1978, págs. 13-26. Sobre Apolonio de Pérgamo véase Neugebauer, 1975, II, págs. 262-273; Cameron, 1993, págs. 49-50. <<

[189] Véase, por ejemplo, T. L. Heath, Diophantus of Alexandria: A Study in the History of Greek Algebra, Nueva York 1964, págs. 5,15,18. Para estudios recientes sobre la cuestión véase Cameron, 1993, pág. 49. <<

[190] Cameron, 1993. <<

[191] Rome, Commentaires de Pappus et de Théon, III, pág. 807; acerca del trabajo de Hipatia sobre el Almagesto véanse págs. CXVI-CXXI; Mogenet, 1985, pág. 69; esta opinión fue propuesta mucho antes por J. F. Montucla, Histoire des mathématiques, I, París 1799, pág. 332. <<

[192] Cameron, 1993, págs. 46-49; también Toomer, Ptolemy’s Almagest, págs. 5, 683. <<

[193] Cameron, 1993, pág. 48. <<

[194] Filostorgio, pág. 111 Bidez. <<

[195] Suda, s. v. Theon. <<

[196] Sobre el astrolabio de Teón véase O. Neugebauer, «The Early History of the Astrolabe», Isis 40 (1949), pág. 240; Neugebauer, 1975, II, págs. 873, 877-878; Cameron, 1993, págs. 54-55. <<

[197] Neugebauer, 1975, II, pág. 873. <<

[198] Cameron, 1993, pág. 55, cree que Teón había muerto ya cuando Sinesio estudiaba con Hipatia. <<

[199] Chronogr. XIII, pág. 343 Bonn. <<

[200] Suda, s. v. Theon, 2.702.13-14 Adler. <<

[201] CH IV, XXIX, pág. 99. <<

[202] AP III, cap. III, 147, pág. 315 Conguy; AG II, apéndice, 40, pág. 768Jacobs; AG III, pág. 896 n. 40; compárese además CCAG 83, pág. 73, frag. 237 Boudreaux. <<

[203] Compárese AGIX, 491, págs. 302-303 Beckby; AG III, 491, págs. 272-273 Patón. Este verso, sin embargo, también se atribuye al Pseudo-Manetón y a Empédocles, CH IV, pág. 99, apéndice crítico. <<

[204] La presencia en el poema de Eón, un dios prominente desde la época de Jámblico, prueba que se compuso en el periodo helénico tardío. Sobre el dios Eón en el neoplatonismo, véase John F. Finamore, Iamblichus and the Theoty of the Vehicle of the Soul, Chico, California, 1985, págs. 133-135; Bowersock, Hellenism in Late Antiquity, págs. 23-27, 51, 57. <<

[205] En dos códices parisinos el poema se relaciona con el nombre de Teón de Alejandría. Compárese CCAG 83, pág. 74, frags. 261 y 261v Boudreaux; AP III, 3, 146, págs. 314-315 Conguy; AG II, apéndice, 39, pág. 768 Jacobs; AG III, pág. 895 y n. 39. <<

[206] Acerca de las opiniones órficas sobre el origen del hombre, el destino y el alma, véase L. J. Alderink, Creation and Salvation in Ancient Orphism, Ann Arbor 1981, págs. 63, 76-77. Sobre orfismo y el mismo Orfeo (redescubierto por el neoplatonismo y distintas corrientes del helenismo tardío) véase, entre otros, Bowersock, Hellenism in Late Antiquity, págs. 31, 36, 41, 47. <<

[207] AG VII, 292, pág. 174 Beckby; AG IX, 41, pág. 34 Beckby. <<

[208] AG IX, 175, pág. 110 Beckby. <<

[209] AG IX, 202, pág. 124 Beckby. <<

[210] Compárese con CCAG 4, pág. 125, frag. 172, y pág. 154, frag. 433v Heeg; 53, pág. 141, frag. 33 Heeg; 6, págs. 79-80, frag. 143v Heeg. <<

[211] G. Fowden, The Egyptian Hermes, Cambridge 1986, págs. 177-186; Haas, págs. 221-222. <<

[212] Véase J. A. Fabricius, Bibliotheca Graeca, IV, págs. 140-144; W. Gundel y H. G. Gundel, Astrologumena. Die astrologische Literatur in der Antike und ihre Geschichte, Wiesbaden 1966, págs. 236-239. <<

[213] Gundel y Gundel, Astrologumena, págs. 239-241. <<

[214] Ibid., págs. 241-242. <<

[215] De insomniis 1. Sobre los conceptos filosóficos en esta obra véase Kissling en American Journal of Philology 43 (1922), págs. 318-330; Bregman, págs. 145-154; véase además el capítulo II, nota 142. Sabemos por Damascio, Epit. Phot. 12, págs. 12-13 Zintzen, que el filósofo Isidoro poseía el don de la adivinación por medio de los sueños, una habilidad característica de los alejandrinos. <<

[216] Sobre esta lista de «santos», véase Fowden en Classical Philology 80 (1985), pág. 284. <<

[217] Acerca de la influencia del hermetismo sobre Sinesio véase el capítulo II, nota 144. <<

[218] M. Clagett considera el término «hidrómetro» más adecuado para este tipo de equipo (The Science of Mechanics in the Middle Ages, Madison 1959, pág. 91). Clagett observa que según una fuente árabe se dice que un hidrómetro similar fue construido por Papo, el colega de más edad de Teón. <<

[219] Lacombrade, 1951, págs. 42-43. Cameron, 1993, pág. 87 y n. 196, se acerca más a la verdad. <<

[220] CCAG 82, pág. 113 Ruelle; Gundel y Gundel, Astrologumena, pág. 243. CCAG 82, pág. 141.17-19 Ruelle, describe la naturaleza del trabajo del hidromante: «Hydromancis sunt qui in aqua inspectione umbras daemonum evocant et imagines vel ludificationes ibi videre et ab aliis aliqua audire se perhibent». <<

[221] Cf. Lacombrade, 1951, págs. 65-68; Cameron, 1993, págs. 53-54. <<

[222] Rougé, 1990, pág. 487, observa que Teófilo no se diferencia particularmente de sus predecesores (o sucesores) en la persecución del paganismo y que actúa de acuerdo con las leyes vigentes. <<

[223] Para un examen crítico de las fuentes sobre la destrucción del culto a Serapis, véase J. Schwarz, «La fin du Sérapéum d’Alexandrie», American Studies in Papyrology 1 (1966), págs. 97-111. G. Fowden, «Bishops and Temples in the Eastern Román Empire, A. D. 320-434», Journal of Theological Studies, 29.1 (1978), págs. 69-70. <<

[224] Véase Schwarz, «La fin du Sérapéum», pág. 110; Chuvin, págs. 65-66, acepta 391. Bowersock, además, llama la atención sobre los hallazgos relacionados con la fecha 392; Hellenism in Late Antiquity, pág. 59 y n. 17. <<

[225] C. Th. XVI. 10, 11; Schwarz, «La fin du Sérapéum», pág. 107. <<

[226] Para una caracterización de la población pagana de los siglos IV y V en Alejandría, véase Haas, págs. 196-284. <<

[227] Ibid., págs. 245-246; Chuvin, pág. 67. <<

[228] A. Cameron, Claudian Poetry and Propaganda at the Court of Honorius, Oxford 1970, págs. 28-29, 199-208. <<

[229] PLRE, I, 658; Cameron en Journal of Román Studies 55 (1965), págs. 26-27; Chuvin, págs. 66-67. <<

[230] Véase Chuvin, caps. 5 y 6. La profecía de Antonino proclamaba que «después de su muerte el templo cesaría de existir y que incluso los grandes y sagrados templos de Serapis serían pasto de una informe oscuridad y quedarían transformados, y que aquella tristeza, impropia y exorbitante, dominaría las cosas más hermosas de la tierra», VS VI. 9.17; Haas, pág. 253; Penella, pág. 59 n. 46. <<

[231] Rufino, HE XI. 22-30; Sozomeno, HE VII. 15; Dam., frags. págs. 69-75 Zintzen. <<

[232] Dam., Epit. Phot. 48, pág. 70 Zintzen = frag. 92, págs. 69-71. <<

[233] Dam., frag. 91, pág. 69 Zintzen. <<

[234] Dam., frag. 97, pág. 73 Zintzen. <<

[235] HE V. 16. <<

[236] Sozomeno, HE VII. 15. <<

[237] Una biografía de Antonino se encuentra en Eunapio, VS VI. 9.15-17 y VI. 10.5-11,12. Sobre la cronología de la vida de Antonino, véase Penella, pág. 54. Sobre la destrucción del templo de Canope con la participación de los monjes, véase G. J. Bartelink, «Les rapports entre le monachisme égyptien et l’épiscopat d’Alexandrie», en Alexandrina: Mélanges offerts á Claude Mondésert, París 1987, pág. 374. <<

[238] VS VI. 10.7. Penella, págs. 59, 142, sitúa a Antonino entre los típicos filósofos dedicados a la variedad «jámblica» del filosofar. <<

[239] A. Fliche y V. Martin, Histoire de Véglise depuis les origines jusqu’á nos jours, I, París 1936, págs. 134 y ss.; H. W. G. Liebeschüetz, «The Fall of John Chrysostom», Nottingham Medieval Studies 30 (1985), pág. 7; C. W. Griggs, Early Egyptian Christianity: From Its Origins to 451 C. E., Leiden, Nueva York, Copenhague, Colonia 1990, págs. 185 y s. <<

[240] J. Kopallik fue el primero que presentó a Cirilo con un enfoque positivo, subrayando sus logros teológicos: Cyrillus von Alexandrien: Eine Biographie nach den Quellen gearbeitet, Maguncia 1881. En la actualidad véase, entre otros, Kyrilliana: Specilegia edita Sancti Cyrilli Alexandrini XV recurrente saeculo, El Cairo, 1947; A. Kerrigan, St. Cyril of Alexandria: Interpreter of the Old Testament, Roma 1952; E. Gebremedhin, Life-Giving Blessing: An Inquiry into the Eucharistic Doctrine of Cyril of Alexandria, Uppsala 1977; J. Liébaert, La doctrine christologique de Saint Cyrille d’Alexandrie avant la querelle Nestorienne, Lille 1951; P. Imhof y B. Lorenz, Maria Theotokos bei Cyrill von Alexandrien. Zur Theotokos Tradition und ihrer Relevanz, Munich 1981; Cyril of Alexandria: Select Letters, L. R. Wickham (ed.), Oxford 1983. La mejor caracterización de Cirilo se encuentra en W. H. C. Frend, The Rise of Monophysite Movement Chapters in the History of the Church in the Fifth and Sixth Centuries, Cambridge 1972, pág. 16: «Era un teólogo magistral, cuya profunda percepción del misterio de la encarnación ha influido en la teología griega desde entonces hasta nuestros días, y capaz de formular sus ideas de tal manera que también conseguía que resultasen aceptables en Occidente. Por el contrario carecía por completo de escrúpulos, y era autoritario, irascible y estaba ansioso de poder, dispuesto a utilizar a la plebe y a los monjes para combatir a sus adversarios, como los judíos alejandrinos y los paganos». <<

[241] Sócrates, HE VII. 7; PLRE, II, 3 (Abundancio 1). <<

[242] Rougé, 1990, pág. 486. Esto contradice la opinión generalmente aceptada de que Abundancio representaba los intereses de Teodosio II, que quería presentar su candidato personal al patriarcado de Alejandría. <<

[243] Sócrates, HE VII. 7 <<

[244] Ibid.; Rougé, 1990, págs. 487-488. <<

[245] HE VII. 13. <<

[246] A. C. Johnson, Egypt and the Román Empire, Ann Arbor 1951, pág. 145. <<

[247] Sobre las relaciones entre los comunidad judía y los cristianos de Alejandría en la Antigüedad tardía, véase R. J. Wilken, Judaism and the Early Christian Mind: A Study of Cyril of Alexandria’s Exegesis y Theology, New Haven 1971, sobre todo las págs. 54 y ss.; W. D. Barry, «Faces of the Crowd: Popular Society and Politics of Román Alexandria, 30 B. C.-A. D. 215», tesis doctoral, University of Michigan 1988, págs. 104-135; Haas, págs. 124-195; Rougé, 1990, págs. 489-190. <<

[248] Sobre la conducta de los monjes de Nitria y Scetis durante esa época véase P. D. Scott-Moncrieff, Paganism and Christianity in Egypt, Cambridge 1913, págs. 198-219; H. G. Evelyn-White (ed.), The Monasterios of the Wadi’n Natrû, vol. 2: The History of the Monasteries of Nitria and of Scetis, Nueva York 1932, págs. 125-149; Hardy, Christian Egypt, págs. 87 y ss.; Frend, The Rise of Monophysite Movement Chapters, págs. 16, 73, 155, 263, 270, 326; P. Rousseau, Ascetics, Authority and the Church in the Age of Jerome and Cassian, Oxford 1978, págs. 9-11; Lizzi en Atti dell’Istituto Veneto di scienze, lettere ed arti 141 (1982-1983), págs. 127-145. <<

[249] Como se ha mencionado anteriormente, Orestes fue bautizado por el obispo Atico. Rougé, 1990, págs. 492-493, cree que la admisión por parte de Orestes de que había sido bautizado por Atico enfureció aún más a los monjes, porque Atico era aliado de Juan Crisóstomo y adversario de Teófilo. Sobre Atico véase Fliche y Martin, Histoire de l’église, IV, París 1945, págs. 150 y ss. <<

[250] HE VII. 15. <<

[251] Dam., frag. 102, pág. 79.12-13 Zintzen. <<

[252] Haas, pág. 244. <<

[253] No conocemos la fecha en que Orestes tomó posesión de su cargo en Egipto ni del comienzo de los disturbios contra los judíos. Pero se acepta en general que el año 414 es la fecha del conflicto. Wilken, Judaism and the Early Christian Mind, pág. 56. Sobre las prerrogativas del prefecto de Egipto véase H. Last, «The Praefectus Aegypti and His Powers», Journal of Egyptian Archaeology 40 (1954), págs. 68-73. <<

[254] HE VII. 13; véase además Haas, pág. 259. <<

[255] Haas, pág. 253. <<

[256] Cirilo sospechaba probablemente que sacerdotes jóvenes acudían a las conferencias de Hipatia. Rougé, 1990, pág. 496, supone que, en su juventud, también Cirilo asistió a ellas. <<

[257] Cameron, 1993, caps, III, 1; V; VI, 3, argumenta que Aureliano no era íntimo de Sinesio, que no pertenecía al círculo de sus amigos de Constantinopla. <<

[258] Dam., frag. 102, pág. 79.13-14 Zintzen. <<

[259] Rougé, 1990, págs. 499-500, se equivoca al pensar que Hipatia influía sobre las masas de Alejandría por medio de las personas de clase alta con las que mantenía contacto espiritual y político. <<

[260] Chron. 84-87, págs. 100-102 Charles. Para el derecho penal sobre magia, brujería, hechiceros y magos, véase C. Th. 9, 16.1-9, 10. Compárese con F. H. Cramer, Astrology in Román Law and Politics, Filadelfia 1954, sobre todo págs. 276-283; Chuvin, págs. 30-31, 39-40. <<

[261] Suda, s. v. Hypatia 4, 644.7-8 Adler. Se acepta generalmente que en aquellos tiempos las matemáticas se agrupaban con la astrología y la magia como ars mathematica; compárese con Haas, págs. 221-222, 254. Ya en fecha tan temprana como 1879, Ligier, págs. 78 y ss., mantenía que el interés investigador de Hipatia por las matemáticas se había utilizado para acusarla de practicar la magia; esa acusación pasó a ser el motivo de su muerte. <<

[262] Dam., frag. 102, pág. 81.1 Zintzen. <<

[263] Hoche, pág. 462, afirma (como Gibbon antes) que eran conchas, porque el Cesarión estaba situado junto a la playa, cerca del Gran Puerto, Haas, págs. 215-216. <<

[264] Se trata de un emplazamiento desconocido; véase Kopallik, Cyrillus von Alexandrien, pág. 24 n. 1; Hoche, n. 106. <<

[265] Chronogr., pág. 359 Bonn. <<

[266] Suda, s. v. Hypatia 4, 644.5-6 Adler. <<

[267] Dam., frag. 102, pág. 81.7-10 Zintzen. <<

[268] K. G. Holum, Theodosian Empresses: Women and Imperial Dominion in Late Antiquity, Berkeley 1982, págs. 98-100. En fecha tan temprana como 1886, Meyer, págs. 20-22, suponía que Hipatia había sido víctima de edictos antipaganos del Estado católico, promulgados hasta 415. Sobre las leyes antijudías véase Rougé, 1990, pág. 489 n. 24. <<

[269] Cameron, 1993, cap. III, 1. <<

[270] Compárese con J. Vogt, Das unverletzliche Gut: Synésios an Hypatia, Festschrift für Konstantinos J. Merentis, Atenas 1972, págs. 431-437. <<

[271] Siguiendo a Meyer, págs. 29-32, algunos investigadores han mantenido que la pelea de Sinesio con Cirilo fue la razón de la muerte de Hipatia; que fue víctima, como tercera parte, del conflicto entre Cirilo y Orestes o entre Cirilo y Sinesio, como medio para limitar su actividad contra Cirilo. Meyer mantiene que Cirilo tenía viejas cuentas que saldar con Sinesio. Algunos estudiosos suponen que la Ep. 12 no se envió a Cirilo, el futuro arzobispo. <<

[272] C. Th. 16.2, 42. Le Nain de Tillemont fue el primero en debatir la relación de los parabolanos con la muerte de Hipatia. Véase además A. Philipsborn, «La compagnie d’ambulanciers, Parabolani d’Alexandrie», Byzantion 20 (1950), págs. 185-190; W. Schubert, «Parabalani», Journal of Egyptian Archaeology 40 (1954), págs. 97, 101. En el contexto de la muerte de Hipatia, J. Rougé, «Les débuts de l’épiscopat de Cyrille d’Alexandrie et le code Théodosien», en Alexandrina, París 1987, págs. 341-349. <<

[273] Rougé, «Les débuts», págs. 346-348. <<

[274] C. Th. 16.2, 43; Rougé, «Les débuts», pág. 346; Rougé, 1990, pág. 501. <<

[275] Compárese con J. Marlowe, The Golden Age of Alexandria: From Its Foundation by Alexander the Great en 331 B. C. to Its Capture by the Arabs in 642 A. D., Londres 1971, págs. 281, 288, 293-294; Hardy, Christian Egypt, pág. 105; Holum, Theodosian Empresses, págs. 99-100, 166; Rougé, «Les débuts», pág. 345. <<

[276] Por ejemplo, Cameron, 1993, pág. 44. <<

[277] HE VII. 14. <<

[278] 1993, pág. 494. <<

[279] Tal como se ha mencionado anteriormente, Filostorgio atribuye el crimen a cristianos ortodoxos, a algún grupo relacionado con la Iglesia de Alejandría y con Cirilo. <<

[280] F. Schaefer, «St. Cyril of Alexandria and the Murder of Hypatia», Catholic University Bulletin 8.4 (1902), págs. 441-453. <<

[281] Rougé, 1991, pág. 500. <<

[282] Suda, s. v. Hypatia 4, 644.9-11 Adler. <<

[283] HE VII. 13. <<

[284] Haas, pág. 52 n. 58; más sobre los acontecimientos conectados con el asesinato del obispo Jorge, págs. 230-240; Frend, TheRise of Monophysite Movement Chapters, págs. 142, 154-155 (Proterius). <<

[285] Sobre la población de Alejandría en el alto Imperio véase Barry, «Faces of the Crowd»; para el bajo Imperio véase Haas, págs. 8, 74, y cap. 5 pássim. <<

[286] Dam., frag. 102, pág. 81.7 Zintzen. <<

[287] Dam., frag. 276, pág. 219 Zintzen; los alejandrinos acudían a las conferencias del filósofo Isidoro y le prestaban atención «pese al miedo justificado que flotaba sobre él». El amigo de Isidoro y heredero de sus propiedades rara vez salía de su casa para mostrarse por la calle, frag. 34, pág. 33 Zintzen. Del mismo modo, los sucesores de Hipatia en la «escuela» de Alejandría se distanciaron de la política, limitándose a la enseñanza privada de la filosofía en sus hogares. Estas circunstancias reflejan el debilitamiento general de los círculos intelectuales de Alejandría. <<

[288] Ya en 1901, Crawford, págs. 398-399, afirmó que la muerte de Hipatia estaba relacionada con la agitación en Alejandría: «La causa de su muerte fue mucho más política que religiosa. Alejandría era víctima del desacuerdo entre las cabezas de la Iglesia y el Estado. La plebe cristiana imaginó que la influencia de Hipatia enconaba el conflicto y pensó que, si se la hacía desaparecer, sería posible una reconciliación. En consecuencia la asesinaron, no como enemiga de la Fe, sino como un supuesto obstáculo a su comodidad terrena». Muchos años después Rist, pág. 224, se manifestó de manera similar: «Parece que debió su muerte a esta actividad pública y a su posición pública más que a sus intereses puramente filosóficos o incluso astronómicos». <<

[289] Rougé, 1990, págs. 501-503. Haas, pág. 254, mantiene sin embargo que la muerte de Hipatia supuso inevitablemente una fase en el conflicto entre los cristianos y la comunidad pagana. <<

[290] Véase G. Fowden, The Egyptian Hermes: A Historical Approach to the Late Pagan Mind, Cambridge 1986, pág. 180. No parece que exista base para vincular, como hace Fowden, pág. 182, la muerte de Hipatia con el conflicto, por aquel entonces, de la Iglesia con el hermetismo. El mismo Fowden señala que Cirilo empezó a enfrentarse con el pensamiento religioso pagano a raíz de redactar su refutación de Juliano el Apóstata, págs. 181-183. <<

[291] Véase T. Kobusch, Studien zur Philosophie des Hierokles von Alexandrien. Untersuchungen zum christlichen Neuplatonismus, Munich 1976; Hadot, Le probleme du Néoplatonisme Alexandrin; Aujoulat, Le Néoplatonisme Alexandrin. <<

[292] Para las fechas sobre estos filósofos véase PLRE, II y III; The Cambridge History of Later Greek and Early Medieval Philosophy, III, A. H. Armstrong (ed.), Cambridge 1967, págs. 314-322; Wallis, Neoplatonism, págs. 138-146; R. Sorabji en Filopono, Against Aristotle on the Eternity of the World, C. Wildberg (trad.), Ithaca 1987, págs. 3-12. <<

[293] Karren, «Near Eastern Culture and Hellenic Paideia», págs. XVI-XVII, observa acertadamente: «Ninguna otra figura religiosa es más representativa del paganismo en el siglo V d. C. que los neoplatónicos alejandrinos». E. Wipszycka estudia la situación de los paganos de Egipto y Alejandría en los siglos V y VI, «Problemy chrystianizacji Egiptu w. IV-VII. Aspekty spoleczne i narodowosciowe». [Problemas en la cristianización de Egipto de los siglos IV a VII], en Swiat antyczny, Stosunki spoleczne, ideología i polityka, religia [El mundo de la Antigüedad: relaciones sociales, ideología y política, religión], Varsovia, 1988, págs. 288-325. <<

[294] Sobre estos filósofos véase J. Maspero, «Horapollon et la fin du paganisme égyptien», BIFAO 11 (1914), págs. 163-165; R. Rémondon, «L’Égypte et la supréme résistance au christianisme», BIFAO 51 (1952), págs. 63-78; Fowden en JHS 102 (1982), págs. 46-48; Haas, págs. 223-227; Chuvin, págs. 106-111. <<

[295] Bowersock, Hellenism in Late Antiquity, págs. 60-61, es quien mejor define su lugar en la cultura y el paganismo helénicos tardíos. <<

[296] Sobre mujeres eminentes de la Antigüedad véase Egidio Menagio, Historia mulierum philosopharum, Amsterdam 1692; J. C. Wolf, Mulierum graecarum, quae oratione prosa usae sunt, fragmenti et elogia, Londres 1739; véase además la visión de conjunto en S. Wolf, Hypatie die Philosophin von Alexandrien, Viena 1879, págs. 7-11. Entre los estudios recientes figuran M. Alic, Hypatia’s Heritage: A History of Women in Science from Antiquity through the Nineteenth Century, Boston 1986; K. Wider, «Women Philosophers in the Ancient Greek World», Hypatia 1.1 (1986), págs. 21-63; M. E. Waith (ed.), A History of Women Philosophers, vol. 1: Ancient Women Philosophers, 600 B. C.-500 A. D., Dordrecht, Boston y Lancaster 1987; J. Mclntosh Snyder, The Woman and the Lyre: Womm Writers ín Classical Greece and Fióme, Carbondale 1989, págs. 113-121 sobre Hipatia. <<

[297] PLRE, I, 202 (Quione) y 338 (Gémina 1 y Gémina 2). Estas mujeres neoplatónicas se estudian en Fowden, 1979, págs. 100 y ss.; también Penella, pág. 61. <<

[298] PLRE, I, 57. <<

[299] PLRE, I, 542. <<

[300] Fowden, 1979, pág. 103; PLRE, I, 101. <<

[301] VS VI. 6-9.2, págs. 28 y ss. Giangrande. <<

[302] Penella, págs. 58-62. Sobre Sosipatra véase además PLRE, II, 849; G. Giangrande, «La profezia di Sosipatra in Eunapio», Studi classici e orientali 5 (1955), págs. 111-116; Fowden, 1979, págs. 103-107; Fowden en JHS 102 (1982), págs. 37, 39, 55. <<

[303] PLRE, II, 159 (Asclepigenia 1); también Marino, Vita Procli 28 y 29, pág. 84 Masullo. <<

[304] H. Druon, Etudes sur la vie et les œuvres de Synésios, évéque de Ptolémais, París 1859, pág. 10. <<

[305] PLRE, II, 799; Marino, Vita Procli 9, pág. 66 Masullo; sobre el filósofo Proclo véase PLRE, II, 915-919. <<

[306] PLRE, II, 10-11; Suda, s. v. Haidesia 2, 161.8-162.21 Adler = Dam., frags. 105-109, págs. 124-127 Zintzen; Epit. Phot. 76, pág. 106 Zintzen. <<

[307] PLRE, II, 1051. <<

[308] PLRE, II, 547-548. <<

[309] PLRE, II, 71-72, Amonio 6; PLRE, II, 532, Heliodoro 6. <<

[310] De Lacy O’Leary, The Saints of Egypt, Londres y Nueva York 1937; reimpresión, Amsterdam 1974, pág. 261. <<

[311] Wolf, Mulierum graecarum, 1739, págs. 343-345; F. G. Holweck, A Bibliographical Dictionary of the Saints, St. Louis y Londres 1924, pág. 335. <<

[312] Véase Oxford Dictionary of Byzantium, s. v. Mary of Egypt, Nueva York 1991. <<

[313] Leges novellae Marc. 5, en P. R. Coleman-Norton, Román State and Christian Church: A Collection of Legal Documents to A. D. 535, III, Londres 1966, 488, págs. 849-852. <<

[314] Sobre santa Catalina, venerada en Oriente y en Occidente, véase Wolf, «Catherina patrona philosophorum», en Mulierum graecarum, págs. 305-311; G. B. Bronzini, «La leggenda di Sa Caterina d’Alessandria. Passioni greche e latine», Atti della Accademia Nazionale dei Linzei 357, ser. 8, Memorie, Classe di scienze morali, storiche e filologiche, IX, Roma 1960, págs. 255-413; también Oxford Dictionary of Byzantium, s. v. <<

[315] Entre otros véase A. B. Jameson, Sacred and Legendary Art, Nueva York 1905, pág. 475; Asmus en Studien zur vergleichenden Literaturgeschichte 7 (1907), pág. 18; Lexicón für Theologie und Kirche, VI, col. 60; H. Delehaye, «Les martyrs d’Egypte», Analecta Bollandiana 40 (1922). Para comienzos del siglo XX la opinión estaba tan extendida que era incluso compartida por J. McCabe, que escribió: «Quizá podamos ver un principio de reparación en el hecho de que una parte de la gloria de Hipatia se ha introducido en el canon de la Iglesia, de manera que se la honra todos los años en la persona de santa Catalina»; The Critic 43, 1903, pág. 272. <<

[316] Véase B. A. Myrsilides en Annuaire scientifique de la Faculté de philosophie de l’Université d’Athénes, IIème période, 24 (1973-1974), págs. 418-420. <<