La idea de un libro sobre Hipatia se me ocurrió mientras investigaba la vida y la obra de Sinesio de Cirene. Cuando la lectura de sus cartas me llenó de admiración por el alma y la inteligencia de Hipatia, sentí la necesidad de saber más sobre aquella mujer extraordinaria, erudita y filósofa de Alejandría, cuya vida y personalidad espiritual han despertado interés durante muchos siglos.
Mientras trabajaba en este libro he recibido ayuda y aliento de distintas personas e instituciones. Empecé la investigación sobre Hipatia en 1988 en la Ashmolean Library durante una breve visita académica a Oxford. Una beca de la Universidad de Harvard en 1990 me proporcionó la oportunidad de reanudar la investigación en el Centro de Estudios Bizantinos en Dumbarton Oaks, Washington D. C. El libro no habría llegado nunca a materializarse sin el apoyo académico del Centro, con su magnífica biblioteca, la amabilidad de su personal y, en especial, los consejos y la orientación de la profesora Angeliki E. Laiou, directora del Centro.
También deseo hacer público mi agradecimiento a G. W. Bowersock, cuyo prolongado apoyo y constante inspiración intelectual me han sostenido en momentos de duda y me han ayudado a concluir el proyecto. Igualmente deseo expresar mi profunda gratitud a mi colega y becario en Dumbarton Oaks, Stephen Gero, del Orientalisches Seminar de la Universidad de Tubinga, por su inestimable colaboración bibliográfica; sin su constante preocupación e interés por el progreso de mi investigación, no habría tenido noticia de las publicaciones más recientes sobre Hipatia y su época. Mientras escribía el libro, he contado con la apreciativa comprensión por parte de Alan Cameron de los problemas de mi investigación. Siempre generoso en sus consejos, me permitió consultar el manuscrito de su libro Barbarians and Politics at the Court of Arcadius y me obsequió con ejemplares de sus artículos. He encontrado el mismo cálido apoyo por parte de Ihor Sevcenko, Ewa Wipszycka (Universidad de Varsovia) y Maciej Salamon (Universidad Jagelónica de Cracovia). A todos ellos, y a F. Lyra por su traducción al inglés, manifiesto aquí mi sincera gratitud.