CAPÍTULO TRECE
Sam
7 °C
Ya no era un lobo, pero tampoco era Sam todavía.
Era una matriz palpitante, henchida de pensamientos racionales que deseaban salir: el bosque helado a mi espalda, la niña del columpio, el sonido de dedos pulsando cables de metal. El futuro y el pasado convertidos en la misma cosa; nieve y verano y, luego, otra vez nieve.
Una telaraña multicolor hecha trizas, una superficie de hielo agrietado e inmensamente triste.
—Sam —dijo la chica—. Sam.
La chica era el pasado el presente el futuro. Quise responder, pero estaba roto.