CAPÍTULO SESENTA Y TRES
Sam
Durante un segundo, una centésima de segundo, una fracción de un suspiro, el dolor me borró todos los recuerdos. Se me fundieron las venas. Mi cuerpo se redibujaba, trazaba nuevos rumbos, planificaba nuevos huesos mientras destrozaba los demás. No había ni una sola parte de mí que no fuese negociable.
Se me había olvidado lo doloroso que era. Aquello no tenía piedad. La primera vez que me transformé tenía siete años. Mi madre fue la primera que me vio; ahora mismo, ni siquiera recordaba su nombre.
Me crujió la columna.
Cole tiró la jeringuilla al suelo.
El bosque estaba cantando en el idioma que solo entendía cuando era lobo.
La última vez que había hecho aquello, tenía delante a Grace.
La última vez había sido una despedida.
Se acabó. Se acabaron las despedidas.
Soy Sam Roth. Voy a encontrar a Grace.