Olga chapoteaba en la piscina y de pronto oyó… ¿Qué oyó en realidad? No sabía lo que estaba oyendo. La sala estaba llena de confusión. Las mujeres que estaban a su lado salían de la piscina e iban a ver lo que pasaba en la sala contigua, que era como si absorbiera todo el espacio circundante. Olga también se vio mezclada en la corriente de esa imparable absorción y, sin pensar en nada, llena únicamente de angustiada curiosidad, fue con las demás.
En la sala contigua, junto a la puerta, vio un corro de mujeres. Estaban de espaldas a ella, desnudas y mojadas y se agachaban con los traseros hacia fuera. Frente a ellas vio a un hombre joven.
Y había más mujeres que se sumaban a aquel grupo y Olga también se sumó y vio que en el suelo yacía la enfermera Ruzena y que no se movía. El joven se arrodilló en el suelo y gritó: ¡Yo la he asesinado! ¡Yo he sido quien la ha asesinado! ¡Soy un asesino!
Las mujeres goteaban. Una de ellas se inclinó sobre la yaciente Ruzena y trató de buscarle el pulso. Pero no fue más que un gesto inútil porque la muerte estaba presente y nadie dudaba de ella. Los cuerpos desnudos y mojados de las mujeres se empujaban impacientes para ver de cerca la muerte, para verla en una cara familiar, conocida.
Frantisek estaba arrodillado en el suelo. Abrazó a Ruzena y la besó en la cara.
Las mujeres estaban encima de él y Frantisek las miró y repitió:
—¡Yo la he asesinado! ¡Que me detengan!
Una de las mujeres dijo:
—¡Hay que hacer algo!
Y otra corrió al pasillo dando gritos. Al cabo de un momento llegaron corriendo las dos compañeras de Ruzena y tras ellas un médico con su bata blanca.
Fue entonces cuando Olga se dio cuenta de que estaba desnuda y amontonada junto a otras mujeres delante de un joven desconocido y un médico desconocido y pensó que era una situación ridícula. Pero Olga sabía que eso no cambiaba en nada las cosas y que iba a seguir allí con las demás, mirando la muerte, que la atraía.
El médico le cogió la mano a Ruzena, tratando inútilmente de sentir el pulso y Frantisek dijo de nuevo:
—Yo la he matado. Llamad a la policía. Detenedme.