Mi más profunda gratitud a todas las personas que me han ayudado e inspirado en la escritura de esta novela.
Gracias especiales a:
Jonathan Teicher, Mary Stanton y Richard Marek. Sin vosotros, dudo que existiera este libro. Yo aún estaría perdido en la selva.
Owen Laster, de la agencia William Morris, que tuvo el valor de aceptarme como cliente y me dio la confianza necesaria para perseverar.
Michaela Hamilton, responsable editorial de Kensington Publishing, que me impartió un curso acelerado sobre lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer al escribir. Gracias a ella, he descubierto que ser escritor es mucho más difícil que ser editor.
Dorothy Tarallo, mi ayudante durante muchos años, que mecanografió tantas veces el manuscrito que se sabe la historia de memoria.
Erena Topchieva, mi profesora de piano de los últimos diez años (la única que he tenido). Aparte de enseñarme a tocar el piano, me ha contagiado su amor a la música. Fue ella quien me ayudó a elegir la música del libro, además de animarme a escribirlo.
Todo mi equipo de Kensington Publishing. Vuestros consejos y palabras de aliento me han sido de gran ayuda.
Emily Bestler, vicepresidenta y directora editorial de Atria Books, división de Simon and Schuster, y mi editora. Me hizo replantearme muchas partes de la novela. Siempre he opinado que detrás de una historia excelente siempre hay un editor excelente. Emily personifica todo lo que es importante en el negocio editorial.